Monday, January 23, 2006

Cosas Bonitas

Me miraba, pero creo que realmente veía algo distinto a mi reflejo, sus ojos palidecían con el transcurrir de los segundos, yo trataba, juro que intenté hacer todo lo que estaba en mis manos. Sentía como la fuerza de la mano de Beatriz se extinguía, que le dices a alguien que está dando el salto de un plano a otro en ese preciso instante, se iba, tranquila y serena, como muchos, con un conjunto de sueños y anhelos, con tantos años por vivir. Batalló con su interior para fijar la mirada nuevamente en este lado de acá, suspiró, trató de hablar y no pudo, volvió a suspirar, me apretó con fuerza la mano, la última fuerza, y me dijo "gracias", soltó mi mano, para pasar al sueño eterno, cumpliendo mi promesa le cargué y la llevé a casa de sus padres, tal cual como me había pedido dejé su cuerpo inerte al lado del buzón de correos, la miré por última vez y me alejé, derrotado, el sabor del perder en mis entrañas, un superhéroe abatido, incapaz de salvar al planeta.

Eran tiempos normales de la historia, sin mucho porque alegrarse pero sin mucho porqué llorar. El aceptar hace más fácil el caminar, todo en su medida precisa, mientras más interno en nuestros seres logramos digerir que debemos ser lo suficientemente sabios para diferenciar entre las cosas que podemos cambiar y las que no podemos nuestro existir se balanceará eficientemente. Lo digo como si fuera una tarea simple de aprender, la realidad es otra, usualmente deseamos cambiar lo que no podemos, o quizás no debemos, el deber y el poder, conceptos que usualmente no son discutidos dentro de la misma ensalada. Dicen que es mejor mantener la calma, ver las cosas con una óptica esencialmente pausada, analizar para luego actuar, racionalizar antes de explotar, respirar hondo y meditar, pero como haces eso cuando se apaga frente a ti la luz de un ser, igual a ti, hecho a tu imagen y semejanza.

Acababa de salir de una entrevista de trabajo, me desabrochaba la corbata, me la había tenido que poner, vestirme de payaso, con mi traje, los convencionalismos que tuve que aceptar. Era un edificio moderno, eso creo, grandes ventanales permitían ver a las personas haciendo su trabajo, un concepto inédito, aprobado por algunos, odiado por otros. Ya me iba, camino al ascensor, mala maña la mía de pegar mi nariz en los cristales, y fue como la ví, allí sentada, haciendo sus deberes, ellos no podían ver hacia fuera, para evitar la distracción, me quedé paseando como un guardia, de un lado a otro, esperando a que saliera, conversé con gente que salía del ascensor, conté cuantos bombillos había en el techo, me dije algún chiste para reírme y mantener la moral en alto, y ya les dije que esperé?, que me mantuve por más de cuatro horas, cual león enjaulado, pensando, soñando, buscando palabras que decir.

Apareció de repente, me sorprendió debo confesar, todas mis líneas preconcebidas se esfumaron en un instante, por suerte usé mi habilidad para subirme al mismo ascensor, sonreí, ella devolvió la sonrisa con menos ganas. Nos bajamos, ella caminó hacia un establecimiento de comida, yo hice lo propio, en la cola y detrás de ella, escuchaba el sonido de su olor, si, es que los olores suenan, es solo que no hemos aprendido a entenderlo. Finalmente se volteó y me preguntó "tu me estás siguiendo?, en principio me dió por reírme, pero con cara de seriedad le dije "pues si, yo sigo lo que quiero", ella respondió "confianza uh?, por cierto tienes la corbata mal puesta", me sonrojé, cosa que nunca hago, me arreglé y le dije "pues y ahora?, con mi corbata bien puesta si comes conmigo?, ella me miró con cara de pocos amigos, "yo no como con extraños", "pero es que ya no soy un extraño, paseamos en ascensor y hasta mi corbata mal puesta criticaste", "insistente" dijo ella "pero bueno, al menos agradable, vamos a hacer algo, me acompañas a comer, pero nada de pedir teléfonos ni invitarme a salir, te parece?, accedí, es que como no iba a acceder.

"Beatriz Dorante" me dijo, y extendió su mano, yo hice lo mismo, nos sentamos, yo había olvidado comprar mi comida, es que hay momentos donde pierdo la razón, ese fue uno de ellos. Ella me ofreció la mitad de su sándwich, compartir, otra cosa que se nos ha olvidado a todos, así pues comimos, yo sin decir mucho, a pesar que sabía esa era mi única oportunidad, preferí disfrutar. Beatriz habló de ella, pero a la vez habló del todo, una voz suave y tranquila, sin prisas ni temores, a veces creo que no pasó, que es solo un sueño que tuve en una noche de esas, y que simplemente nunca he podido olvidar, la línea que divide a la realidad de los sueños puede ser muy fina, puede acabar con la existencia pero es capaz de lograr cosas inimaginables.

Mi hora había llegado, el tiempo pasó, Beatriz se levantó y con una sonrisa agradeció que la hubiera acompañado a almorzar. "No acostumbro a almorzar con desconocidos, pero esta ha sido una experiencia distinta" dijo mientras se despedía. Nuevamente la seguí al ascensor, hay momentos donde pienso que ella quería que la siguiera, hay otros donde no estoy tan seguro, usé uno de mis tantos trucos, me escondí atrás de una mata, de una mata de edificio, una especie de palmerita escueta. Las puertas del ascensor se iban a cerrar, y sin más se abrieron nuevamente, ella salió del mismo, y se acercó a la mata, la estudió, hizo como si no me viera, en silencio y con su boca dijo unos números, aún los recuerdo, se volteó y se fue.

Sentado en el techo de mi casa observaba al sol caer, en una mano un vaso de Coca-Cola, en la otra el teléfono, Alerón, mi perro, me lamía aprovechando que mis dos manos estaban ocupadas, del otro lado del teléfono escuché su voz, "sabía que ibas a llamar" me dijo, "entonces si lo sabías porqué estás sonriendo nerviosamente" le dije, esta vez ella fue la que se puso roja, no la vi, pero lo se. Le dije que la pasaba buscando, y ella accedió, en la puerta de aquel edificio en el cual había estado horas antes, estaba parada, esperando, es que siempre estamos esperando algo, así nos metemos la existencia. Se subió en la parte trasera del carro, Alerón, venía como mi copiloto y no permitió que Beatriz se sentara delante por más que traté de convencerle, de esa forma llegamos a un pequeño lugar, en donde conversamos abiertamente.

Entrada ya la noche y con la esperanza en su punto más alto la llevé a su casa, allí me dijo algo que para entonces no entendí, mencionó que si moría pues que la trajera y la dejara al lado del buzón de correos de su casa, así sus padres recibirían la noticia como una carta más, nunca sabemos que vendrá en el correo, nunca sabemos cuando seremos nosotros. Se despidió con un beso en la mejilla, preguntó si me volvería a ver, debe ser que más de una vez la habían usado por una noche para nunca volver. Yo decidí devolver el beso, en la mejilla también, aseguré que si me volvería a ver y que la próxima trataría de engañar a Alerón antes de salir de la casa para que se pudiera sentar en el puesto de adelante. Caminó hacia la entrada de su casa, abrió la puerta, hizo un gesto con su mano y desapareció.

Esa noche no dormí, es que no podía sacar ciertas imágenes de mi mente, hay días que las vuelvo a ver, en cualquier lado, en cualquier rostro, en cualquier situación. A la mañana siguiente me paré detrás de la mata que estaba al frente de los ascensores donde Beatriz trabajaba, la persona que me había entrevistado el día anterior pasó por allí y me vió, quedando mi oportunidad de trabajar allí negadas ipso facto, por supuesto, un loco detrás de una mata, esperando a la nada, pero en ese momento nada me importaba. Llegó al poco tiempo, con dos hombres con mala cara, vestidos de negro, reconozco que no entendí y sin que se dieran cuenta me subí al ascensor con ellos, Beatriz no me saludó, aunque sus ojos brillaron de manera extraña, yo me hice el loco y me bajé en un piso más arriba, por las escaleras llegué a su piso y esperé. Finalmente salieron de la oficina, con cuidado y sigiloso les seguí, en el estacionamiento subieron a Beatriz a un carro, yo me subí al mío, en la autopista mi carrito no podía mantenerse cerca de aquel bólido infernal, por suerte se metieron en la salida de El Rosal, y de allí a un motel, para este momento estaba desconcertado, quizás debería decir decepcionado. Estacioné mi carro, crucé la calle y me introduje en el motel.

El papá de un amigo que estaba haciendo de las suyas me vio, el pobre viejo no sabía que hacer, optó por sacarse unos reales del bolsillo y dármelos, mi conciencia no se compra, los dejé caer al piso, pero le prometí que no diría nada, en realidad eso no era problema mío. Sin perder de vista a Beatriz, continué mi camino, al último piso del motel, a la "suite real", vi como entraban a la misma, me acerqué a la puerta y pegué el oído. Se escuchaban voces, gritos a veces, adentro habían unas ocho personas, pude calcular, debía actuar rápido, al fondo del piso había un cuartito, adentro estaba uno de los botones del motel, saqué un billete del bolsillo y se lo ofrecí a cambio de su disfraz, si, porque esa vaina con sombrerito es un disfraz, el hombre dudó, pero la necesidad puede con todo y tomó mi dinero a cambio de su traje.

Toqué la puerta de la habitación, me abrieron los dos hombres de negro, nada amables por cierto, adentro habían como cuatro muchachas, todas sentadas alrededor de un hombre bien vestido, entre ellas, Beatriz. "Que quieres?, me dijo uno de los hombres de negro, "mire me dijeron que revisara si hay toallas en el baño, usted sabe, todo lo mejor para nuestro cliente estrella", el hombre bien vestido, se levantó y dijo "déjalo pasar". Miré a Beatriz quien no sabía que hacer al verme, seguí hasta el baño y salí diciendo que todo estaba en orden. El hombre bien vestido, me recordaba a alguien, y de pronto todo cuajó, se trataba de Marcos Vargas, el banquero de la trampa, un hombre poderoso, inescrupuloso, que había pisado a media Caracas en su ascenso hacia la fortuna.

Ya me iba, cuando Vargas me dijo "oye botones, y tu no quieres participar en la fiesta?, aquí hay para todos". Dudé, por un momento tuve sentimientos encontrados, pero mi deber es ulterior, y esas muchachas que allí estaban merecían una oportunidad, un empuje para salirse de aquello, para cambiar sus vidas, no las juzgo, nunca juzgo a nadie, es solo que sus ojos me dijeron que no eran felices. "Pues si patrón", le dije a Vargas, "me quedo pues a disfrutar de la fiesta", Beatriz no me quitaba los ojos de encima, Vargas se dio cuenta y me dijo "agarra a esta bichita que no te deja de mirar, esta divina no?, yo me limité a sonreír, una sonrisa falsa, sin lugar a dudas, la tomé de la mano y me paré a esperar que sucedía.

Marcos Vargas me indicó que la cosa era en comunidad, todos allí en la sala, a todas estas los monigotes de negro ya estaban en pelotas, el banquero también. Beatriz alcanzó a decirme "que carajo estás haciendo tu aquí?, yo sin mirarla y con cuidado le dije que no eran momentos de preguntas, más bien de respuestas, que se tranquilizara y siguiera el juego. El revuelo había comenzado, Vargas me indicaba que me quitara el disfraz de botones, yo apenado y no acostumbrado a ese tipo de joditas comencé por quitarme la chaqueta con suma lentitud, aún recuerdo las miradas vacías, de todas ellas, una por una pasean en mis sueños y me reprochan no haberles salvado, se sientan en círculo y lloran desconsoladas, yo simplemente me despierto sudando.

"Que te parece este clubcito de niñas 'bien'" me dijo Vargas, "pura seda, estas son niñas de la sociedad como puedes ver, quien lo iba a pensar no?, tu un botones, disfrutando de este banquete". Allí el asco penetró mis venas, el ser repugnante que tenía al frente me provocó nauseas, miré a Beatriz y le dije "nos vamos de esta mierda, ya, ahora mismo", Vargas dejó de hacer lo que estaba haciendo, al igual que los monigotes y dijo "Ay me salió salvadorcito de la patria el maricón este", refiriéndose a mi por supuesto, lo miré desafiante y le dije "es más, no solo Beatriz, sino que las demás también se vienen conmigo, se acabó esta joda". Las otras muchachas se pararon, de inmediato, así como reforzadas por mi aliento, con una nueva esperanza, se colocaron detrás de mi y se vistieron con rapidez.

Vargas sin entender me dijo "como coño sabes tu el nombre de la perrita esta?, antes de dejarle decir algo más saqué mi china y le disparé sacándole un diente con un poderoso garbanzo. Vargas escupiendo el diente, y los monigotes de negro, desenfundaron unas armas poderosas, y sin mediar palabras comenzaron a disparar. Yo estaba entrenado, las muchachas no, mi brinco me colocó detrás de un sofá, un chinazo, esta vez con una bolita de plomo a la cabeza de uno de los monigotes lo puso fuera de combate, en ese momento Vargas gritó "hay que escapar, nadie puede saber de esta vaina", así el banquero y uno de sus guardaespaldas salieron disparados por la puerta no sin antes echar varios tiros hacia adentro.

Miré a mi alrededor y el cuadro no era bonito, corrí al teléfono y pedí ayuda, me acerqué a Beatriz quien parecía estar bien, las otras muchachas estaban heridas, heridas de muerte. Beatriz me abrazó y comenzó a llorar, nuevamente mis sentimientos se encontraron, "hay que salir de aquí" le dije, ella no quería dejar a sus amigas, lo cual es loable, pero en ese momento había que actuar rápido, al pasar por al lado del monigote Beatriz se detuvo, se agachó y lo besó, un sonido sórdido inundó el cuarto, Beatriz cayó hacia atrás, el líquido rojo brotaba de su abdomen. Un nuevo chinazo, esta vez el centro de la frente desmayó por completo al monigote. Brinqué hacia Beatriz quien se desvanecía entre mis manos, como recuerdo, y ya dije, me miraba, pero ya no estaba allí, me agradeció, aún no se el por qué, eso fue lo último que dijo.

Hay cosas que debo aceptar, hay cosas que no puedo cambiar, hay cosas que no debemos cambiar, hay cosas que puedo cambiar, hoy en día miro atrás y quizás solo pueda esperar…

37 comments:

@lasnibat said...

Dejo mi huella por este sitio...

Posees el don de la expresión. Te felicito.

SalU2
T.

FlaKa said...

ja una vez más otra buena historia =) pasaba a saludar!

Anonymous said...

Me gusta el blog, gracias por tu visita ^_^. Saludos

Anonymous said...

je siempre me han gustado relatos chingones acerca de cosas interesantes, a ver si le echas un ojon a mi blog ¿no?

Anonymous said...

Vaya que es una historai terrible. La muerte, y mas la inesperada es incomprensible. Quisiéramos controlarla pero no es posible.

Besos

noemi

Drayden said...

gracias por la visita. saludos

Mati =) said...

Hola, Gracias por tu visita, eres bienvenido, regresa cuando lo desees...

Pondré un link a tu blog en el mío, ok??

Te dejo un saludo afectuoso...

williepooh said...

Gracias por pasar por mi blog... Buena historia, creo que pasaré más seguido por acá---
Saludos!

Ferchis said...

Escribes bien. Es un relato bien escrito, interesante y dotado de belleza. Ojalá sigas explotando esa habilidad.

Nos estaremos leyendo, un saludo.

Vico said...

Este relato me deja la cabeza dando vueltas como Linda Blair en el Exorcista.
Engancha tu escritura.

Anonymous said...

Increible, como todo lo que he leido en tu blog, pero sinceramente el que mas me impacto es el del Real Madrid, te sigo leyendo.

La Perra de Kenia said...

Me encantaría poder extrujarme el coco como tu para poder escribir con tanta verborrea.
Un abrazo.
La Perra

Patricia Angulo said...

Me ha gustado tu historia y cómo escribís.
Te sigo leyendo.
Saludos.

Shi Ho said...

Que triste! Dino...

Una fugaz lágrima por mi rostro se deslizó y un raudo latir de mi corazón, me confirman que eres un excelente ESCRITOR.

Dices;

"La linea que divide la realidad de los sueños puede ser muy fina, puede acabar con la existencia pero es capaz de lograr cosas inimaginables"

ESTAMOS EN SUEÑO, Dino, sí, en un sueño dentro de un marco de materia. Al momento de acabar con la existencia, el marco, se quiebra.

Vivimos en una pseudo realidad.

Pasando a otro tema:

EN MI ÚLTIMA ENTRADA DEJE UNA ACLARACIÓN...

SpA Undercover said...

Me asusta pensar cuantas Beatriz hay en el mundo y que pocos "botones". Y el mundo sigue girando.
Beso

Ross said...

Hola mi visita es para saludar a todos, qeu esten chido!!! ñ_ñ

PD.-Me gustan los gatos jejeje 8D

Elizabeth Sobarzo said...

a tí

la witch said...

No se puede ganar siempre...ni siendo superheroe...

SÓLO EL AMOR ES REAL said...

Excelentes letras amigo,

Isaac

Anonymous said...

hello!!
señor muy bonito posr. la verdad quede pensativa con Beatriz...
y si sigo viva....
besos

fgiucich said...

Como siempre, prima el ingenio y el manejo del idioma. Abrazos.

Drayden said...

esta historia es la leche

c324r said...

Uno nuevo, Uno bueno, Uno más que me deja buen sabor de boca.

Saludazo,Gran carnal

Humo en tus ojos said...

clap clap! Otro que me gustó

sunrisetkila4two said...

Hola Dinobat!!
Otro excelente post...ya me estas malacostumbrando!! ;)


Saludosss desde el west coast!

Maryorie Nin said...

Tienes mucho talento...

felsO said...

Sublime ! ya quiero conocer una Beatriz! =)

Tink ,· ¨ · . . * said...

te elijo a ti

Tink ,· ¨ · . . * said...

ve a mi blog para mas detalles =)

Regalona said...

Gracias por visitar mi blog y de esa forma traerme al tuyo.
Muy buena historia, entre fantasìa y realidad, enganchas como Garcìa Màrquez...te fluye el escribir y eso es un don, felicitaciones mil!

Saludos desde Chile

Laura said...

Y creo que entre mi aguja de hadas y tus correos con entrega a domicilio, lso dos estamos en cierta etapa de aceptación de que hay cosas que debemos cambiar, cosas que no podemos cambiar y cosas que no están hechas para cambiar sino para que aprendamos de ellas... difícil el asuntico, ah?

Sin embargo, para cuando quieras y sientas que puedes hacerlo, te dejo una invitación por acá. quizás en el rebulicio en que andas, la ideita del juego te ponga a pensar en cosas distintas y hasta matices nuevos les veas a las cosas... así, por lo menos, me pasó a mí.

Un beso!!
"Aclaraciones: las reglas del juego son las siguientes: Titular “Los cinco extraños hábitos de....” (acá su nombre). Elegir luego 5 personas y dejar su nombre linkeado a su blog. Pasar por el blog de esa persona para avisarle de la invitación y que pueda leer sus respuestas. En el post, cada uno/a debe dejar en claro las reglas."

virginia said...

Hola dinobat..como te va....parece que te gustan los superheroes..pasé a dejarte besines.

Viv. said...

¿Aguantaste hasta la noche con tan solo medio sandwich en el estómago?
De verdad sos un superhé...; por lo visto era de espinacas, digo, por la fuerza q´te dió! Besos.

Princesa said...

Cuantas cosas por decir quedaron al finalizar asi la historia de Beatriz!
Bello relato, inesperado desarrollo.
Besos de fan :)

Ale Morena said...

Me encantó!
Sólo eso...definitivamente creo que te seguiré leyendo

Salu2 y gracias por tu visita

francis said...

¡¡Increible!!. Por un rato no me
dí cuenta que estabas de superhéroe, sólo que te habías enamorado y algo había pasado.
A mí también me gusta mucho la
coca-cola, pero hay que ver que efectos causa.
Escribes estupendo, eres un superhéroe fantástico.
Cariños,

Mariandote said...

cuando por fin pensaba que mi adorado supeheroe se habia enamorado, ahora me quedo pensando si era sueño o realidad por eso que dices que la línea que divide a la realidad de los sueños puede ser muy fina. Ya me confundi bueno al menos va cambiando las cosa.