Wednesday, January 18, 2006

Real Madrid

"Imaginación, que imaginación", así me gritaba la esposa de mi hermano cuando yo terminaba de contarles una historia a mis sobrinos. Yo por mi parte me limitaba a sonreír, agradecía sus amables comentarios y miraba a todos lados mientras mis sobrinos que no habían entendido ni las tres cuartas partes del cuento me pedían que les contara otro. Se arrodillaban frente a mi, "tío, tío, por favor", "otra historia por favor, anda si?, decía mi sobrinita en un lenguaje que era una mezcla de castellano con lengua bebé". La esposa de mi hermano les decía que dejaran de fastidiar, que me dejaran tranquilo, creo que ella no sabía, y no sabe aún, que prefiero a los niños que a los adultos, que con ellos me siento a gusto, que les cuento mis hazañas y no debo explicarles mil y una vez que fueron verdad, que son una parte más de mi existencia y que a pesar que muchas veces interpretan todo a su manera pues siempre le dan un toque divertido que hasta a mi mismo me hace reír.

Nunca hablo en público de mis historias, de hecho comencé a escribirlas pues retumbaban en mi mente y no me dejaban dormir, es que son tantas, son muchos años de ir y venir, de dejar de sentir, de andar por doquier, de mirar el andar, de jugar a morir, de decir sin vivir. Mi cuñada se fue a la cocina, mi hermano no llegaba del trabajo aún, mis sobrinos continuaban con el jolgorio e insistencia propia de tres monstruos de corta edad, el problema es que no quería meterles ideas en la cabeza, a esa edad se es influenciable y mi hermano no me perdonaría si uno de sus pequeñuelos le dice que quiere ser superhéroe como su tío, es que mi hermano nunca entendió de que se trataba todo esto, el y su vida recta, yo con la mía torcida.

"Muy a mi pesar" sonó el teléfono, o eso creo recordar, mi cuñada es médico, una emergencia, a correr como loca, el tío Poli se quedaría de niñero, el momento perfecto para contar una historia más. Ella salió corriendo mientras me decía "no más cuentos por hoy, jueguen algún juego de mesa, o canten, no se, lo que sea, pero no más historias" y desapareció por la puerta. Al frente mío y con sus piernas cruzadas estaban el trío de moscones, risueños, alegres por haberse liberado del yugo de su madre, y en mis manos, de allí a la nevera, mucha Coca-Cola, dulces, tortas, caramelos, cotufas y todo tipo de comida para empachar el estómago. La noche apenas comenzaba, sentados en la sala, me encontraba con mi público preferido, enanos de seis, cuatro y 1 año y medio, el pequeñín se reía solo, no entendía nada pero simplemente disfrutaba del momento, cosa que a nosotros, los adultos, se nos olvida hacer a menudo.

A cada momento uno de ellos se paraba para cerciorarse que su padre no había llegado, logré mantenerlos distraídos con sandeces por un tiempo pero exigieron otra historia, les dije que no iban a entender, que la contaría a su propio riesgo, ciertamente ellos disfrutaban de los chinazos, las correderas, los momentos de tensión, sin todavía entender el trasfondo doloroso, tragicómico y hasta cínico de mi vida pasada o presente quizás. Mi sobrino mayor volvió de la nevera con unas lonjas de jamón serrano, en ese instante se me prendió el bombillo y recordé, así le dije "tu sabes de donde viene eso que te vas a comer?, el pobre pequeñuelo no sabía y se limito a decirme "de la nevera". Me reí como siempre hago, y decidí contarles una historia, una de esas tantas que viví, y que marcaron mi existir, solo otra más, pero que siempre recordaré y no por la razón más obvia.

Recuerdo el viaje, desde San Fermín hasta Madrid, mis costillas apenas sanaban después de mi odisea en Pamplona con el toro mecánico que utilicé para crear el caos en las fiestas. Me dolía mi costado, era un día bastante gris, sin lluvia, pero descolorado. En aquella época estaba en esa búsqueda infinita del equilibrio, nunca llegó está por demás decir, es que nos metemos la vida buscando ese estado preciso de calma sobrenatural que simplemente existe solo en nuestros sueños. Desde la altura del avión veía solo nubes, un colchón en donde los ángeles rebotaban en sus juegos al atardecer. Mis pensamientos trataban de ordenarse sin encontrar razón en todo aquello, las cosas en Caracas estaban movidas, en todos los sentidos, eran tiempos de flotar, de vivir porque si. Finalmente llegué a Madrid y fui a visitar a un viejo amigo, un caballero retirado de la Liga de Superhéroes, bastión de mil batallas, guerrero sin descanso, maestro mío en Caracas. Ahora estaba descansando, en el retiro, solo, algo viejo, algo golpeado por el existir, pero siempre orgulloso de su pasado, no muy distinto al mío.

Nos sentamos a conversar, que más pueden hacer dos buenos amigos que llevan tiempo sin verse. Hablamos como siempre, de lo que estaba bien y lo que estaba mal, de las diferencias de hoy en día, de un pasado no lejano. El andar deja huellas, marca nuestras almas, las moldea, las deforma, las exprime, hasta que vuelven a su estado original y nos dejan. Recordamos la historia de un pequeño que no quería venir a la tierra y tuvimos que buscarle en una dimensión paralela, al final lo trajimos metido en un saco, después de convencerle que éramos elfos de Santa Claus y que el era un regalo para unos señores, la filosofía de los niños es clase aparte, nunca dejan de sorprenderme. Seguimos cortando la tela, poco a poco, algunas historias que para mi eran nuevas, otras en las que participé y algunos cuentos de la vida real que nos acompañan en el largo camino hacia el infinito.

Mateo, así se llamaba mi amigo, tosió con fuerza, casi se le salen los pulmones, "joder tío" me dijo "esta tos me va a matar, me acompañaís a la farmacia?, "por supuesto, Maestro" le contesté. Se puso en pié y con mi ayuda salimos de su departamento, caminamos varias calles, ya cerca de la Plaza Mayor, Puerta del Sol, no se, como le quieran decir, nos detuvimos pues Mateo estaba cansado. Allí me dijo que necesitaba mi ayuda, que le daba pena conmigo, que el sabía que tenía mis costillas adoloridas, que deseaba regresar a Caracas, pero que había una sola misión que nunca había podido concluir, se había enfermado, ningún otro superhéroe tomó el trabajo en aquel tiempo y el asunto quedó en veremos, engavetado como cualquier proyecto de desarrollo de un país latinoamericano. Continuamos caminando, finalmente arribamos a la farmacia, adentro nos atendió una señora excesivamente amable, ojos verdes, cabellera rubia, y un anillo en su dedo medio de la mano derecha, eso recuerdo. "Que tal Don Mateo?, le dijo a mi amigo, "viene por sus pastillas?, Mateo quien tosía cada vez con más fuerza asintió con la cabeza, "y su amigo quien es?, preguntó la dama, Mateo que todavía no podía hablar me hizo una seña que le dijera, "Policarpio", dije, "encantado de conocerla, Mateo habla maravillas de usted", la dama sonriente hizo un gesto de aprobación, Mateo tomó sus pastillas y salimos de la farmacia.

Afuera Mateo me explicó que la mujer que laboraba en la farmacia sería mi contacto para resolver el misterio, aquel misterio que él no había podido resolver. En principio pensé que Mateo me estaba tomando el pelo pues la dama muy sofisticada de la farmacia no tenía pinta de superhéroe. "No lo es" dijo Mateo, "no es superhéroe, pero tiene la fuerza de un camión, ella sabrá guiarte, confía en mí". "Pero no está algo vieja?, le dije, Mateo me miró y me dijo, "dile lo que quieras, pero no le digas vieja por favor, te asesina si se lo mencionas, además no es tan vetusta como piensas". Me limité a mirar al horizonte, y contar mis pasos hasta casa de Mateo, una mala maña que tenía desde niño, sabía exactamente cuantos pasos había desde mi casa hasta diversos puntos de la ciudad, cosas mías, cosas de loco.

En la puerta de su edificio se despidió de mi, no me invitó a subir, sin lugar a dudas que no quería que le viera en su lecho de muerte, el sabía que su hora había llegado, colocó su mano en mi hombro y una lágrima brotó de su ojo izquierdo, se volteó y se fue para siempre. Solo nosotros los superhéroes sabemos de voltearnos sin despedirnos, entre nosotros entendemos que es lo mejor, sin muchas despedidas ni discursos eternos, simplemente el saber que allí estuvimos. Divagué por las calles de Madrid, sin saber a donde ir, caminé, creo que algo comí, pues me sirvieron Coca-Cola sin hielo y la escupí cuando la probé, pedí hielo y me trajeron un cubito, me levanté de la mesa, pagué la cuenta y seguí. Me dirigí a la farmacia, pues le había prometido a Mateo que trataría de solventar aquel misterio que no le dejaba dormir y que ahora en su sueño eterno le perseguiría hasta verle resuelto de una vez. Me senté al frente de la misma, solo, con frío, con un cúmulo de recuerdos encima y con un dolor en las costillas que me hacía sentir que perdía el conocimiento.

Muy temprano en la mañana abrí mis ojos cuando me tocaron el costado, el dolor recorrió mis entrañas, "estas bien?, preguntó el ángel de rizos dorados que estaba parado al frente de mi. "Bien jodido si" le contesté, "vamos adentro que te debes estar congelando" dijo la farmaceuta, "te voy a dar unos calmantes para el dolor, la misión no es juego de niños". Soberbia y sin sonrisas en su cara me entregó unas pastillas, organizó ciertas cosas dentro de los estantes e hizo varias llamadas telefónicas. Yo esperaba ansioso saber de que se trataba todo aquello pero la dama no soltaba prenda, tratando de buscar conversación le pregunté su nombre, a lo que respondió María Culada, al escuchar ese apellido pues no me quedó otra que reír, la mujer me miró con sus profundos ojos verdes y se limitó a decir, "si haces una bromita con mi apellido no regresas vivo a Caracas". Ante aquella amenaza pues puse cara de culo para no reírme, cara de "culada" me decía a mi mismo y no podía dejar de pensar en aquello, pensé en los horrores de la humanidad para tratar de entristecerme pero me cagaba de la risa, finalmente le dije "mira Culada, no puedo, me da risa tu apellido, así que jódete y aguanta mis risas."

En su carro último modelo íbamos a toda velocidad, raspando por las calles de Madrid, por Fuencarral a todo lo que daba el carro, la división entre Malasaña y Chueca, creo que María hizo todo esto para mostrarme su potente carro, y quizás para asustarme con la velocidad, se nota que ella no me conocía del todo. Seguimos dando vueltas hasta que de pronto apareció frente a mi la figura del estadio, el Santiago Bernabéu, si el aposento y morada del asqueroso equipo merengue, al cual detestaba con todas mis ganas y después de esta historia pues más aún. "Que hacemos aquí?, pregunté, "aquí vamos a acabar con el misterio que Mateo no pudo solventar". Bajamos del carro y caminamos hacia una alcantarilla al costado del estadio, adentro de ella, había unas linternas, sin lugar a dudas María tenía todo preparado, caminamos por un rato, acompañados de un olor fétido que siempre recordaré. Una pared de vidrio, un laboratorio gigante, jugadores de fútbol adormecidos sobre camillas operatorias, jamones serranos guindados en el techo, sin lugar a dudas un cuadro surreal e impactante, yo no entendía un carajo de lo que sucedía allí.

María finalmente me explicó, desde tiempos no recordados los dirigentes del asqueroso equipo del Real Madrid tenían esta práctica grotesca, bajo el engaño de un test médico trasladaban a los jugadores a este lugar en donde una vez bajo los efectos de la anestesia obtenían cortes de sus músculos para luego ser implantados en las patas de jamón serrano en su proceso de curación, al parecer el músculo humano se pegaba con facilidad al jamón y lo hacía más jugoso, con mejor sabor y duradero al igual que hacía que las patas de jamón crecieran a dimensiones descomunales por ende haciendo el negocio más rentable. Confieso que me dieron ganas de vomitar, todos estos años comiendo jamón serrano cual caníbal, increíble, lo que hace la gente por lucrarse, entendí porque los pobres jugadores del infeliz equipo se la pasaban lesionados y también porque mi madre siempre decía que el jamón serrano le sabía raro.

"Y ahora que hacemos?, pregunté, María sacó de su bolso una potente cámara fotográfica y procedió a tomar imágenes del proceso macabro. Eso me pareció muy simple y no entendía para que me necesitaban allí. "Aquí no se acaba esto, ahora tienes que entrar y destruir el laboratorio, ese fue el último pedido de Mateo, así que vamos, anda, a trabajar" me dijo la misteriosa mujer. Arrastrado entre aquella mezcla de aguas negras con ratas me deslicé hasta una puerta, la abrí después de romper un candado y entré al laboratorio siniestro. Un olor extraño, a jamón serrano con formol, en las camillas en ese momento había tres jugadores, los cuales reconocí y confieso que dudé si salvarles o no, tomé mi china, y comencé a tumbar jamones serranos del techo que caían como bombas sobre las cabezas de los médicos y enfermeras, los jugadores que aún estaban conscientes no sabían de que se trataba aquello, los médicos gritaban, "llamen a seguridad, nos han descubierto", sigilosamente me dirigí hacia una mesa llena de tubos y experimentos, tomé un fósforo y prendí aquel lugar en llamas, aprovechando el momento, me acerqué a los jugadores y los liberé, apenas podían caminar pues estaban algo turulecos, uno de los médicos me vió y me lanzo un bisturí el cual se ensartó en la pared, sin pensar, chinazo a la frente, en ese momento comenzó a explotar el lugar, cargué como pude con los tres jugadores y salí hacia el túnel en donde María nos esperaba, la explosión final nos hizo volar por los aires, aterrizamos llenos de mierda, aguas negras, basura y yo con un dolor inaguantable en mis costillas.

Afuera del estadio, ya se aglomeraban bomberos y cuerpos de seguridad, sin lugar a dudas el carajazo de la explosión se había escuchado en medio Madrid. Los jugadores expresaron su agradecimiento y preguntaron si podían hacer algo por mi, les contesté que por favor dejaran al equipo patético ese y se fueran a jugar al Celta de Vigo, los hombres luego de abrazarme por haberles salvado prometieron irse a jugar al equipo gallego. María me miró a los ojos, y me dijo "todo un superhéroe, tal cual Mateo te había descrito, son únicos ustedes", extendí mi mano para despedirme y ella me la dio, nos quedamos estrechando las manos unos segundos, unos segundos más de lo normal, de ahí un abrazo, alejado al principio, luego más cercano, el calor penetra, el roce posee, es así, es humano, me dispuse a atacar, le besé la comisura del labio, y hasta allí llegué, el dolor en las costillas hizo que perdiera el conocimiento. Me levanté en la ambulancia en donde me llevaban hacia la clínica, allí rodeado de paramédicos entendí una vez más que la soledad es mi amiga. En el periódico del día siguiente había una historia en primera plana, una foto en donde salía yo corriendo, cargando con tres jugadores del Real Madrid mientras el fondo explotaba con médicos y enfermeras volando hacia la nada. Todas las enfermeras pasaban a visitarme con regularidad, los médicos también, me pedían autógrafos, algunos molestos porque el Real Madrid no jugaría más en la liga protestaban afuera de la ventana del hospital. Una visitante sorpresa me llevó de incógnito a Barajas, para regresar a Caracas, al bajarme del carro volví a besar la comisura de su labio, hay riesgos que no puedo correr.

Mis sobrinos se reían, el jamón serrano estaba en la basura, de la puerta de la cocina emergió mi hermano, "Poli, tu no cambias, buena historia por cierto, eso es verdad o solo un cuento más?, me limité a sonreír y no contestar después de todo y como siempre digo, hay riesgos que no puedo correr…

28 comments:

Leo Scorpio said...

Ah!!! ya decía yo que hace años el jamon serrano tenía un sabor diferente al actual... ; )
Muy buena historieta Dinobat, y pues que bueno que tus sobrinitos te tienen para poder escuchar historias tan interesantes...
Saludos desde Cancun.
Así sea...
L.S.

kutumancia said...

joder hombre , tu si que escribes post ´largos , más largos que los mios, pero como son buenas historias una las lee,

Anonymous said...

'De la nevera'....

No nene. Del supermarket de El Corte Ingles.

Viv. said...

puájj! Nunca más comeré jamón -al menos durante esta semana-, qué imaginación, tío. ¿De verdad tenés sobrinos?, jé, yo les daría a tomar unas gotitas... para hacerlos dormir y aprovecharía a irme de juerga con el superhéroe. Besos.

Anonymous said...

Hello!!
Buena historia, creo que de acuerdo en que hay riesgos que no se deben correr,, y no volvere a comer jamon..
saludos..

Ángela López said...

no quisiera en un futuro tener tantas historias verdaderas, solo imaginarias...

saludos, gracias por tu comentario...

Angela

LaRomané said...

Gracias por tu visita, vuelvo luego a leerte con atención... eres chileno en Usa?

BEsitos a miles
x0x0x0x
LaRomané

stultorum said...

Ahora fueron pocas coca colas en tu relato.

p.S. Listo pa' la serie del caribe?.

Ella said...

Gracias por tu paso por mi blog.

Me gusta eso de la imaginación llevada al extremo con los niños, a veces se cree que les fomenta de mala manera el inventar recursos para "salirse con la suya" en la vida, pero siempre será mejor preocuparse de lo super activas que son sus mentes a observar con preocupación como sus pequeños cerebritos se estancan pegados excesivamente a este mundo.

Mis felicitaciones por tu maestría imaginativa ... me incentivan a darme un tiempo para leerte, obviamente acompañada de un inmenso vaso de coca cola con hielo.

Un abrazo, te cuidas

sunrisetkila4two said...

Hola Dinobat!!!! Me encanto la historia y por mi parte, me fascinaba el jamon serrano ahora no creo que vuelva a probarlo en un buen tiempo!! jejejeje
Saludos desde esta hermosa noche californiana!

La Perra de Kenia said...

Que buena la historia, y mejor todavía la respuesta de tu sobrino! Mi sobrina me dijo una vez que los pollos vienen del super. Si es que no hay nada como verles crecer.
Un abrazo

luaDark said...

Uich!!! pues yo me he sumado a tus sobrinos y he escuchado esa maravillosa historia con un rictos sonriente en la cara :D

Dark kisses

Bataclana said...

muy buena la historia!!!!!!!!!!!
hace como 2 meses me volví adicta a las papas lays con sabor a jamon serrano!!!! glup!! Ni modo, me encannnnnntannnn!!! jijiji
Gracias por tu visita a mi blog!
Besotes,

c. said...

siempre pensé que los superhéroes existían... eras tú?, saludos y gracias por la visita, c.

vinilica vegana said...

Haa... yo pensaba que lo que hacían era meterles a los jugadores músculo de cerdo en sus piernas...

buenas historias

Srta Geek said...

Dinobat estoy de acuerdo contigo en eso de que mejor estarían en el Celta que en el Madrid.
Pero que te metas con el jamón serrano no me parece serio que luego la gente se cree tus historias y deja de consumir nuestro manjar nacional.
;-)

la witch said...

Ahora entiendo a quien dice que los jugadores del Real Madrid están buenos!!!
A mi nunca me lo habían parecido. Pero claro... no sabía que eran cerdos,perdón,jamones!!!

Poli,además de ser un heroe,romántico,culto,se supone que atractivo,inteligente...te gustan también los niños????Como se nota que eres un personaje de ficción...
:)

FlaKa said...

que bien un visitante mas :) que bueno que te entretuviste espero verte mas seguido va??

Unknown said...

No puedo hacer más comentario que :) :) :)))

Muy bueno, me permitiré mencionarle en la próxima ocasión de cañas y tapas, a ver si consigo que alguien deje su ración para mí ;)

Oleadas de besos

FlaKa said...

aahhh y que historia tan chida... jajaja me divertí mucho , hasta me estaba imaginando las escenas en mi cabeza jajajajajja :) que afortunados sobrinos tienes :)

burtonbk said...

Uy y a mi que me encanta el jamón serrano. Buena historia
salu2

Mariandote said...

hmmm el jamon serrano es uno de mis favoritos...
y creo que ya se la razon, los jugadores de futbol estan bien buenos jajaja
que asco!! pero bueno. lo que no mata engorda!! dimelo a mi.
besos saltones!!
pd:me tienes en el abandono.

Paula said...

jeje muy buena la historia! aunq confieso q me seguirá enloquesiendo el jamóm...

saludetes y abrazos de a montones!

DOS EN UNA (unidas por el pelo) said...

No es fácil redactar y lograr que se imagine con claridad cada situación que uno plantea.
Desde mi modesta opinión, impecables sus relatos.
Felicitaciones!!!!

(Una de las DOS EN UNA - http://pasameelmatetito.blogspot.com)

Celeste said...

S�lo veo el f�tbol mientras dure el mundial, mi equipo? Italia... Del resto prefiero el b�isbol de los Leones del Caracas, pero... m�sculos de las piernas de los jugadores del Real Madrid en el jam�n serrano???? Pues tiene raz�n tu cu�ada... Qu� imaginaci�n!

Qu� afortunados tus sobrinos y que tierna tu manera de hablar de ellos (sean o no reales)... Yo tengo un cham�n de 1 a�o y medio que tambi�n se r�e solo y cuando sucede... tiemblo! ja ja ja ja

Excelente como siempre! Mmmmmmmmuacakata...

nelsoncisneros said...

De verdad, me gusto mucho, muy buen relato te felicito, antes no te había leído y veo que tienes una gran facilidad de redacción que invita al lector a seguir una a una, todas tus líneas.

Te felicito sigue adelante te leeré en el futuro consecuentemente.

Nelson

A Marte said...

Nda solo pasaba un gusto leeerte.

Saludos

Yo Merititito said...

Buena historia, y que posts tan largos escribes, pero estan bueno, chido.. y gracias por el pason, nos seguiremos en lectura.

sale.