Hace unos segundos me he quedado dormido, después de batallar con esos demonios que me persiguen cada vez que recuesto mi cabeza, en cada momento que se que el mundo sigue girando y la maldad está suelta por los caminos y yo sin más ni menos debo descansar. Mi tarea no ha sido fácil pero creo que de esto ya he hablado con anterioridad, la acumulación de villanos intentando tomar una parte de mi ser causa mella en el alma, si es que a veces me acuerdo del robo siniestro al que me sometieron pero eso es otra historia y sus bandidos no merecen mis letras.
Entonces sueño, con un niño que corre libremente en un campo lleno de matorrales, se aleja, se pierde de mi vista, escucho voces que lo llaman, que lo invitan a volver, a regresar a la seguridad de aquello palpable. Continúa su camino, salta y corretea sin mirar atrás, hace caso omiso a los gritos ya desesperados de las voces que entonan su nombre, acelera el paso, como si supiera que hay enemigos que le persiguen, buscando aquello que nunca encontró pero sabe debe estar al final del camino. De pronto se detiene, un precipicio lo hace dudar, mira con precisión todo aquello que está allá abajo, no es otra cosa que el mundo que le han puesto para existir, “Policarpio, Policarpio te vas a caer” se escuchan los gritos de nuevo, el pequeño no espera ni un minuto más y salta.
Logro abrir los ojos, hace tiempo acepté que había caído, no necesitan recordármelo, ya ha pasado mucho viento por mi cara desde que comprendí que el planeta tiene sus razones y no debo preguntar. Estoy allí, en mi cama, solo como siempre, a lo lejos escucho a mi perro Alerón aullar, es posible que también extrañe su mundo, todos hemos dejado algo atrás que nos hace suspirar. Me pongo en pie, mi cuerpo quiere seguir descansando, mi mente sabe que es hora de ponerse en movimiento, mientras haya humanos habrán buenos y malos, ahí es donde entro yo, para equilibrar este espacio mundano.
Estoy ahora subido en el carro, dando vueltas por el Valle en donde crecí, sin destino ni sentido, solo para matar horas, disfrutar de la nada. Se trata de un día en el cual la gente sale, se lanza a la calle a vivir, a ahogar las penas, a revivir alegrías, quizás es solo la búsqueda de un rayo de esperanza, la felicidad viene dada por querer lo que se hace, no hacer lo que se quiere. Alerón ladra de pronto, creo que mi perro todavía sabe lo que es sentir, vuelvo la mirada hacia la acera y puedo ver a una dama con paso acelerado, sus ojos verdes me recuerdan mi color preferido, la angustia que refleja en su cara me recuerda el porqué he venido.
No tengo ganas de detenerme a ver de que se trata, es uno de esos momentos en donde simplemente me provoca dejar que los humanos jueguen sus tretas dañinas y yo ser simplemente un espectador, a veces detesto el día donde me entregaron la conciencia, de veras, que fácil sería todo si la perdiera por unos minutos. Detengo el carro, ya para ese momento la dama ha entrado a un local, una especie de bar, algo así, lugares que no frecuento para no irritar mis ojos con el cigarrillo y deprimirme al ver lo banal en que nos hemos convertido.
La puerta del establecimiento es de madera, huele a historias, a decepciones enfrascadas, a promesas alteradas. Mi vestimenta no es la más adecuada para el momento, yo solo había salido a dar una vuelta, el portero no me quiere dejar entrar, le quito su chaqueta y le digo “ves?, ya cumplo con los requisitos”, el hombre sorprendido me abre la puerta no sin antes decirme “hermano me la devuelves al salir”. No he venido ha buscar nada, no quiero nada de allí, simplemente trato de localizar a la dama en cuestión, la veo, sentada en la barra, creo que ha ordenado un Cosmopolitan, me siento a su lado, ella no me mira, está concentrada o más bien asustada.
“Otro moscón más” me dice con mala cara, cara que refleja que ha llorado, quizás más de lo que ella hubiera querido, probablemente más de lo que se llora en toda una vida. No puedo evitar decirle que la he visto apurada en la calle, que su angustia me ha hecho detenerme y seguirla. “Además me vas a perseguir?, me dice con fuerza, “tu crees que yo tengo un cartel de neón en la frente que dice ‘Pase, con confianza, aquí hay un corazón para exprimir al máximo’”. No me queda otra que sonreír al escuchar esto, yo no estoy allí buscando corazones, pero ella no lo sabe, yo simplemente estoy.
El ruido es ensordecedor, siempre pensé que la gente va a los bares a desconocerse, porque si la idea es llegar a saber con quien hablamos el ruido de las cornetas se lleva la mitad de las palabras dejándonos tan perdidos como cuando entramos por la puerta. Aún me inquieta saber porqué aquella dama de bellas manos y ojos espectaculares corría a toda prisa por la calle, ella baja la mirada, se muere de la pena, se pone roja cuando le pregunto que hace una linda damicela como ella corriendo, así como tratando de escapar de algo, es entendible que yo escape, para eso estoy, pero ella?, simplemente no lo entiendo.
“Bailemos” me dice, me toma de la mano sin mediar palabras, al parecer algo la ha puesto en alerta, yo sigo el juego, su olor me recuerda días pasados, aquellos en que creí en los humanos. Su mirada ahora muestra pánico, pero a la vez se nota que es de aquellas que quieren transparente, sin malicia, hay un instante sublime en donde me dejo llevar, pero la sombra de aquel robo me hace despertar. “La Flaca” así me dicen, me susurra cercano al oído, mi nombre no te lo doy por ahora, no se si eres un atrapador, un galán de pueblo o cualquier cosa”, vuelvo a sonreír, su desconfianza es eterna, hay heridas que nunca cierran.
Finalmente me habla, una historia de esas que ya he escuchado, de esas que ha muchos han marcado. A lo lejos entra un hombre, dos más cuidan su espalda, ella lo ve de reojo y me dice “tenemos que irnos de aquí”. Yo, si no la debo no la temo, entonces simplemente no veo porqué hay que huir, salvo que ella también se haya cansado del olor a cigarro y el ruido macabro. Los hombres se acercan asechando, sin duda alguna la están buscando, aún creo no la ven, sin pensarlo y ahora siendo yo el que quiere huir empezamos a correr.
Una puerta en la parte trasera del establecimiento nos abre la magia hacia la noche que con suave viento roza nuestras caras. Algo me dice que esto no quedará allí, los hombres del bar no parecen bien intencionados. “Y entonces?, le digo “quienes son esos?, ella no quiere decir, pero siente que al menos me debe eso, “mi ex -novio y sus patanes”, no dice más nada, ahora yo que solo salí a pasear para olvidar estoy perseguido por un ex novio malencarado y sus gorilas muy despiadados. Pienso, hoy es uno de esos días donde me provoca dejarle allí y que la vida se encargue de acomodar la situación, pero no puedo, sus ojos, eso es, son sus ojos que no me dejan irme, reconozco que me pierdo por momentos, ahora es cuando escucho el grito de aquel hombre enfurecido.
El trío nos ha detectado, sin que se de cuenta le quito los tacones a los zapatos de “La Flaca”, me golpea y me dice que como me atrevo, sus manos son suaves, quizás fue princesa en otros tiempos. Le señalo a los tres monigotes, ahora comprende que con tacones no va a llegar lejos, trata de disculparse, se pone roja de nuevo, no hay tiempo para eso, la tomo de la mano y corremos hacia la oscuridad, los pasos se aceleran, la presión es constante, es que ahora me acuerdo que la adrenalina es la gasolina de mi vida delirante, de pronto escucho que ella va tarareando una canción “Laura no seas tan sifrina, que es muy desagradable calarse tus maneras”, tenía años sin escuchar aquello, tampoco entiendo porqué canta en medio de aquel caos, de nuevo me río, a veces se me olvida que la risa cura el alma.
La vida tiene paredes, es solo cuestión de saberlas saltar, a una pared llegamos, solo que esta vez no tiene un lado más bonito. Atrapados, sin salida, ahí estamos, una desconocida, tres hombres molestos y yo, el diario de mi existir, el cantar de mis seguir. Creo que nos damos un tiempo para recuperar el aliento, luego el ex novio saca una navaja de su bolsillo, los otros dos hacen lo propio, “te voy a cortar H” así la llama “H”, “te voy a dejar una cicatriz para que nunca te olvides de mi, lo que me hiciste no se le hace a nadie”. Dudo, ahora no se quien es el bueno y quien es el malo, la furia del hombre, el miedo de la mujer.
De igual forma me dice que me va a cortar también, por el simple hecho de estar allí, miro al cielo sin entender porqué me suceden estas cosas, es acaso que nunca llevaré una vida normal?, ahora la miro a ella, hago lo mismo con el tipo, de nuevo pienso en escapar y dejar que se cobren sus penas, entre ellos, yo no tengo vela en ese entierro, es que si, es uno de esos días. Sus ojos me dicen la verdad, su verdor no puede mentir, eso lo entiendo y mido las opciones, recuerdo sus palabras del cartel, de lo exprimido que está su corazón, en frente mío lo que tengo es a un aprovechador.
Empuño mi china para la risa de aquellos hombres, sus navajas brillan en la noche, su reflejo se acerca con prisa. El primer chinazo va directo a la frente de uno de los monigotes, sin lugar a dudas no saben lo poderoso que puede ser un garbanzo, el segundo a la frente del segundo que cae también como una hoja que ha cumplido la función de proteger al árbol. El individuo que queda en pie es aquel que ha robado en un algún momento de la historia el corazón de aquella dama, que lo ha robado para exprimirlo y dejarlo botado sin siquiera saber de que se trata.
“Pídele disculpas”, le grito al tipo, “pide perdón por haber herido”, el hombre hace caso omiso y se abalanza sobre nosotros mientras grita que el no le pide perdón a nadie en este mundo, es posible que se le olvidó que errar es de humanos, rectificar es de sabios. Dos chinazos precisos y certeros lo dejan fuera de combate, siento algo mojado en mi mano, es una lágrima que ha rodado por la mejilla de ella, no se si llora de alegría o de tristeza, aquel día tampoco pretendo averiguarlo.
La noche está calmada, en realidad no se siente nada, caminamos midiendo los pasos, por aquella acera donde le vi por primera vez, diviso mi carro con Alerón adentro de él, “La Flaca” hace un gesto, se acerca, creo que quiere agradecer, o simplemente que tenía tiempo sin ver a quien da por dar, sin esperar a recibir, se deja llevar y cierra sus ojos, ahí aprovecho y rozo sus labios con mi mano y con la misma escapo hacia la noche, ella se queda tranquila, esperando algo que sabe no llegará, de lejos la veo, buscándome, preguntándose si en realidad ha sucedido o no, es que simplemente era un día de aquellos, que de seguro ella olvidará en su ajetreada vida, pero que yo debo recordar como alimento de mi seguir, es verdad, era solo un día más de esos donde me acerqué para darme cuenta que las cosas siguen igual…
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21 comments:
era dedicado?? que lindo, tienes al parecer un inmenso corazón...
es cierto... los demonios siempre nos atormentan, y es cierto también, a veces nos olvidamos que es de humanos no siempre elegir el camino correcto...
lagusimo pero acogedor texto....
Demonios y más demonios... Siempre están ahí dispuestos a atormentarnos...
saludos y lluvias desde montréal.
Yo también tengo esos demonios que me persiguen en sueños, trato de espantarlos, pero no siempre se van, es mejor engañarlos.
que linda la forma
en que consigues expresarte
logras
que algo pase
al otro lado
de la pantalla
quezá esta noche
sea diferente
un abrazo
Que los demonios nos lleven donde les pidamos.
Precioso relato.
Besos.
Quién no sería capaz de detener su camino cuando unos ojos como los que describes parecen gritarnos entre mordazas que los salvemos?
Afortunado tú que decidiste parar e ir en su auxilio...
Me encantó, como siempre.
Besos celestes...
Interesante y maravillosa historia.
Saludos.-
carai... solo puedo decir: WOW!!!
IMPRESIONANTE
Que dificil escapar de nosotros mismos
Demonios.. siempre buscando la forma de retorcer las cosas... siempre enredando. Pero que hariamos si todo fuese perfecto?
Gracias por la visita...
Gran texto aunque creo que debo leerlo más profundamente y no tan rápido...
Besazos.
Nessa
Me gusta mucho como escribis. Si aprendemos a encontrar paz dentro nosotros mismos, los demonios desaparecen cada vez mas. Hasta pronto.
visite esta pagina sin saber que esperar... me perdi en una aventura. Los demonios siempre estan, los dias son una continuacion del anterior y ahi esperamos ese algo.
Hola:
Gracias por visitar mi blog, como vez no soy precisamente una digna representante del blog
Los demonios estan siempre presentes, dales "aguita" y seguro vendran a tomarsela, sera que en vez de luchar contra ellos mejor que no abuenemos con ellos y tal vez porque no !aprendamos de ellos¡
Me gusta mucho el relato, me gusta mucho como escribes.
Una hermosa historia.
buen verbo... muy buen verbo...
Historia real o ficticia, es reflejo de lo que se vive en el mundo actual. Me gustó leerla
Un beso
bruji..
Gracias por pasar a mi casa, estoy de cumpleaños he hice un humilde homenaje a la gente que dejo una huellita por mi lar .. te invito a degustar, asi se virtual ..
Besitos
Namastè
muy bueno el blog
Jacobo, !todo lo que me he perdido! Me voy un mes y para cuando regreso tus cuentos conforman una enorme tesis que me guinna el ojo con regannina: Sandra, acaba y leeme. --A eso voy, tesis, con paciencia--. : )
!Que bueno que ahora me sobran historias!
Jacobo (no acabo de creerme que te llamas asi) Dios te dio dos virtudes: talento e inspiracion. Esas son las verdaderas armas que mantienen a Policarpio con vida. Sigue cultivandolas y un dia lo veras en manos de millones de jovenes. Un beso.
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