Santa Claus se preparaba para una Navidad más, todos los ayudantes en el Polo Norte trabajaban a toda velocidad para afinar los detalles últimos del gran operativo que se desplegaba año tras año para poder llevar juguetes a los niños y niñas a lo largo del globo terráqueo. La señora Claus terminaba de lavar el afamado y ultra conocido traje rojo y blanco mientras Santa Claus revisaba con precisión milimétrica la lista que había llegado ese año al Polo Norte con los distintos pedidos y deseos a lo largo del planeta.
En los establos descansaban los famosos renos, Dancer, Prancer, Comet, Blitzen, Dasher, Cupid, Donner, Vixen, en donde eran bañados y consentidos para iniciar la larga travesía en la noche de Navidad. La felicidad reinaba en ese lugar oculto del Polo Norte y nada podría detener a Santa y a su combo en lograr su cometido una vez más. Dentro de la factoría de juguetes los gnomos cargaban cajas y cajas llenas de distintos artefactos, mientras los soldados de la Guardia Real del Norte vigilaban que todo se mantuviera en orden y en perfecta coordinación, sin lugar a dudas la empresa de Santa Claus funcionaba a la perfección desde tiempos inmemoriales.
Santa tomó una taza con café y se dispuso a vestirse, la señora Claus, una viejita amable de cachetitos rojos planchaba el traje dándole sus últimos retoques, "jo, jo, jo, señora Claus, todo listo? preguntó Santa Claus, la delicada dama dijo "si mi amor, todo listo, ven acá y te ayudo a colocarte el traje". Con una marcialidad extrema Santa se colocó su pantalón rojo, su chaqueta rojiblanca, sus botas negras y pulcras, su gorro y su correa con hebilla de oro, se miró al espejo para darle unos toques finales a su barba y se puso un poco de colonia para no llegar mal oliente después del largo viaje en donde tendría que entrar a través de muchas chimeneas para repartir los juguetes.
En la pista de lanzamiento esperaba el trineo fabricado por Boeing y que contaba con múltiples funciones para garantizar la seguridad del viaje más esperado por todos los infantes del universo. Santa junto con su ingeniero jefe le dieron una última revisada y los encargados de los renos los trajeron para colocarles las riendas y los demás aparatos necesarios para el viaje. Santa saludó con cariño a cada uno de sus renos favoritos y les prometió como siempre hacía una merecida vacación de 11 largos meses después de haber finalizado con la noche mágica.
Ajustado en su trineo tomó las riendas, prendió el radar y se puso su cinturón de seguridad, Santa gritó "jo, jo, jo, jo, aquí vamos, vamos, vamos, corran, corran", los renos comenzaron su carrera y en cuestión de segundos levantaron vuelo para perderse en la inmensidad de la noche. Santa revisó los instrumentos y todo parecía en orden, activó el piloto automático y se relajó mientras se comía una torta preparada por la señora Claus. De pronto el radar detectó una posible gran tormenta eléctrica en la ruta marcada en el GPS y en la Computadora de Vuelo. Al momento Santa recibió una llamada de su Comando de Ruta que le avisó que debía desviarse para garantizar la integridad del viaje pautado. Santa introdujo los nuevos puntos a seguir y se relajó.
En un lugar recóndito en Africa tres muchachitos corrían desesperados, "bunda onga yunga buanda" gritaban que no es otra cosa que "funcionaron los rezos al Dios de la lluvia, el guevón del traje rojo se desvió". A todas estas Santa tranquilo observaba el bello paisaje mientras conversaba con los renos acerca de los maravillosos juguetes que se habían construido en su taller. Bata, Mondah y Yubele esperaban ansiosos, de pronto Bata gritó "unga, randa, funga" "prepárense, ha llegado la hora panitas".
Santa se disponía a tomar un sorbo de café caliente cuando un carajazo sacudió al trineo, Santa se quemó en la pierna, "ay coño" gritó "que es esta vaina?, que pasa aquí?, mayday, mayday, mayday gritaba el gordo con traje rojiblanco, todas las luces de emergencia se iluminaron y los renos comenzaron a emitir sonidos de disgusto. Santa sacó el manual con el procedimiento de emergencia y empezó a leerlo con rapidez, el trineo perdía altura y velocidad mientras en la tierra Bata, Mondah y Yubele gritaban llenos de euforia "ruba, fumbe, gurta, macumba, llurumanba", "no jodas le metimos el misil al bolsa ese vestido de rojo, jodimos al barrigón de mierda".
Santa trató de las mil maneras pero nada podía evitar lo que estaba por venir, el trineo cayó en picada y se dio un vergajazo contra un pobre león que dormía placidamente en las llanuras de Africa, el reguero de juguetes, pedazos de trineo y renos heridos era surreal, el león arrecho se lanzó a atacar a los pobres renos que apenas se podían mover después del carajazo, a todas estas Santa bajaba en paracaídas pues se había eyectado para poder sobrevivir, Bata, Mondah y Yubele corría gritando y saltando con antorcha en sus manos mientras decían "ulu zula, bunfem rungue" "coño que de pinga, al fin unos juguetes pa' nosotros, ay que joda".
Santa finalmente aterrizó sin todavía entender que había pasado, se dio su coñazito pues el paracaídas no estaba diseñado para aguantar las 350 libras de peso, así comenzó a caminar hacia los restos del trineo para ver aquel desastre, logró ver las tres antorchas y cuando se acercó a ellas recibió un chinazo en la cabeza con una bola de marfil que lo desmayó de inmediato. Horas más tarde Santa Claus se encontraba amarrado y rodeado de una tribu entera, el pobre viejo barbudo no sabía que había sucedido y dijo "por favor, no me hagan daño, yo soy Santa Claus, y tengo que llevar los regalos a los niños, por favor no le hagan esto a los infantes del planeta", el jefe de la tribu, vestido de plumas y pintado de rojo y verde se acercó y le dijo "gatunba, numba, urba, zumbe" "mira gordito guevón, tu no te has dado cuenta que nunca repartes regalos por aquí, tu crees que estos chamitos no quieren jugar también?
Santa no sabía que decir, "mire señor jefe es que yo me adapto a las indicaciones de los números globalizados macroeconómicos paritarios bonificados estatutarios emitidos por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, y bueno así se decide quienes pueden obtener o no juguetes, no es mi culpa, yo solo los reparto", el jefe lo miró y le dijo "funga, balumba, nunze, rutenga" "mira gordo bobo, te vamos a perdonar esta vez, pero el año que viene quiero regalos aquí y me saben a mierda tus números globalizados del coño, o dejas regalos en esta verga o te volvemos a tumbar de un misilazo."
Santa no pudo decir más nada, se limitó a caminar hasta el pueblo más cercano donde agarró un burro que lo llevó a otro pueblo, allí tomó un autobús que lo llevó a otro pueblo, donde se subió a un avioncito que lo llevó a Camerún, de allí tomó un vuelo a París, al bajarse del avión en París y ser reconocido lo querían linchar, el pobre Santa que estaba escoñetado por el carajazo no sabía que decir, lo acusaban de haber jodido la Navidad a todo el planeta, corriendo se escondió en un bar en el aeropuerto Charles de Gaulle, de pronto mientras se echaba un palo de whiskey fue descubierto por la televisión francesa y el reportero gritó en vivo y para todo el mundo " Le bandit est, gras putréfié, ici celle-ci la raison pour laquelle on a fini la Noël, Sainte Claus est un ivrogne!!!!!!! " El bandido este, gordo putrefacto, aquí esta la razón por la cual se acabó la navidad, Santa Claus es un borracho!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
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7 comments:
Siempre disfruto tus relatos, no tienes idea de cuántas lágrimas de risa derramé leyendo el que hiciste con Drácula... pero éste me arrugó el corazón, no por Santa, sino por los chamos de África :( ... Te seguiré leyendo.
Saludos,
Rosario
:-) ja ja!
Santa Claus es un borracho y en según que ocasiones parece cosas peores.
Su mejor post, creo yo.
Felicidades.
Interesante... muy interesante
Siempre suyo
Un completo gilipollas
Ha ha ha. Hombre, muy gracioso. Mis felicitaciones.
excelente forma de describir la realidad.. me gusto muchisimo
saludos
MC
Buenísimo tu relato, me encantó! me arrastro al futuro diciembre, un poco incrédula y al pasado cuando me decían de niña: "comete todo que en Africa los niños no tienen que"...distribución de las riquezas empaquetadas y demás reflexiones subsiguientes...
Felicidades!
Saludos,
Silvia
Hace tiempo que no escribes Dinobat, te extraño!
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