Boutros vino al mundo un 9 de Noviembre de 1925, su madre sufrió mucho durante el parto pues el pequeñuelo se negaba a salir, finalmente y después de 18 horas de labores y en esa pequeña casa ubicada de Pelota a Marrón en el Centro de Caracas el planeta vió la cara del infante, Boutricos como le decían de cariño empezó a echar vaina desde chiquito. Esta es su historia.
Desde pequeñin Boutros se dedicó a fastidiar a sus semejantes, pelearse con la humanidad y a causar problemas y fricciones entre sus allegados, ahora bien la primera historia que recuerdo se refiere al hecho que Boutros no podía caminar (o eso decía él), yo siempre pensé que se hacía el enfermo con la finalidad de mortificar y conseguir lo que quería a toda costa pero el acto de Boutros estaba bien actuado y muy bien planeado. Sus padres le llevaron a todos los médicos especialistas en Caracas, París, Londres, Estocolmo y hasta un curandero en La Pastora, nadie había podido hacer nada por Boutros y las esperanzas se diluían con el pasar de los días.
Sin muchas esperanzas Boutros y sus padres emprendieron un viaje a Francia, el destino era el sagrado lugar en donde se venera a la Virgen de Lourdes, después de varios días en barco y unos cuantos mareos desembarcaron en el puerto de Marsella para luego tomar un tren a París en donde Boutros insistió que la única forma de ir al baño era asomando el piripincho por la ventana y así "regando" a varios pasajeros que viajaban con la ventana abierta y quienes no entendían el porque de aquella "pluie avec parfum à orine" (lluvia con olor a orine) que los roció dejándolos olorosos en el largo viaje en tren.
Finalmente llegaron al Santuario en donde Boutros caminó ayudado por sus muletas hasta La Gruta milagrosa, con mucho cuidado fue "bañado" en las aguas mientras Boutros quien para echar vaina solo hablaba en francés gritaba "qu'eau plus froide, qu'eau plus froide" (que agua más fría). Cuenta la historia que el pequeño Boutros al salir del agua corrió a toda mecha llevándose por delante unas cuantas viejitas mientras gritaba je puis marcher je puis marcher!!!!!! (yo puedo caminar) y a la vez susurraba para si mismo les trompez récemment (los engañé nuevamente).
La alegría se apoderó de todos los presentes pues el muchachito se había curado y se transformó corredor de 100 metros planos en cuestión de segundos. De inmediato llamaron al Doctor Ateo Pierre Germaine Blanchelle Lotrout quien dió fé que efectivamente el pequeño Boutros había sido salvado milagrosamente.
Regresaron a París en donde a Boutros le compraron regalos, dulces, ropas, libros y disfraces, Boutros nuevamente se había salido con la suya para echar un viajecito por la Ciudad de las Luces y de paso jorobar la paciencia de sus padres.
Una de las viejitas atropelladas por el flamante corredor de 100 metros planos dudó de la milagrosa recuperación de Boutros pues pasó de estar jodido a tener una velocidad digna de una gacela y aprovechando que su marido era un retirado detective comenzaron una averiguación clandestina. Dos meses después "Le Commission Francaise pour les bandits" atrapó al Doctor Germaine Blanchelle Lotrout por haber sido sobornado por Gennade Levallier, tío de Boutros y que regaló unos terrenos en Beirut al galeno para que dijera que efectivamente Boutros se había salvado milagrosamente y que no era simplemente un niño malcriado y fastidioso.
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