Luis Ignacio Semprún Olivares nació en Caracas y creció como cualquier otro muchachito normal de la ciudad palpitante. Luis tuvo una infancia totalmente feliz y la alargó hasta donde más pudo, habiendo estudiado en un colegio de puros hombres tuvo poco contacto con los seres humanos del sexo opuesto. Luis Ignacio era tímido y simplemente se dedicó a otros menesteres mientras sus amiguitos y luego ya no tan amiguitos se preocupaban por salir, ir al cine, a fiestas y socializar con las damitas del colegio de al lado.
Luis Ignacio entró a la universidad y el primer día de clases al llegar al salón la vió parada en un grupo, sonriendo, coqueteando, moviéndose, con su voz suave y su vestimenta provocativa. Coño pensó Luis Ignacio, que es esta vaina?, se sintió mareado y una especie de burbujas malignas revoloteaban en su estómago, bajo la mirada y se sentó en un pupitre alejado de aquel grupo. La clase comenzó y lo único que pudo hacer Luis fue mirar y mirar a Clara Margarita, sin lugar a dudas sus pensamientos no se podían ordenar, la adrenalina corría por sus venas y sus orejas se ponían rojas y calientes como la vez que había agarrado su primera pea.
Tranquilo, tranquilo Luis Ignacio, se dijo a si mismo, esta vaina tiene que tener una solución, piensa, piensa, verga pero es que esto no es un juego de Nintendo en donde simplemente oprimes botoncitos mientras matas monstruos, esto no es el juego de baseball donde tienes tus habilidades naturales y simplemente las cosas fluyen, esto no es hablar mierda con los panas acerca de la música, ay coño que me está pasando, me estaré muriendo pal carajo?, calma, calma, piensa Luis, que hago?, necesito agua, estoy sudando frío, ay coño me enamoré…en lo que este pensamiento cruzó su cabeza Luis Ignacio quedó petrificado, una sola pregunta logró hacerse antes de salir corriendo del salón, y ahora que coño hago?
En su carro y regresando a su casa decidió que la forma de enfrentar el asunto sería preguntar a las cuatro personas del sexo masculino en que el más confiaba, su amigo Daniel, su papá, su abuelo y el perrocalentero en donde se comía los "asquerositos" mientras hablaba de caballos. Comenzó con Daniel, pues era su compinche de mil batallas y por supuesto con el que tenía el grado mas alto de confianza, se presentó en su casa y le dijo "Daniel tenemos que hablar", pero que pasó chamo?, estas pálido, algo malo? Dijo Daniel, no, no, coño Daniel me enamoré, Daniel cagado de la risa le dijo, pero como coño?, eso no es así, si vale dijo Luis, la ví hoy en la universidad y nada zas!, flechazo, no se, yo nunca me había sentido así. Daniel le explicó a Luis las cosas que el sabía acerca del tema de las relaciones humanas, y finalmente le dijo "mira Luis, la tienes que invitar a salir, te vistes bien, te echas cuatro litros de colonia, te le paras al lado, te presentas y la invitas a salir y bueno la llevas al cine, a cenar, pones una musiquita fina y luego vendrá lo otro", así de fácil? dijo Luis, "si si, así de fácil" respondió Daniel y con esto pasaron a otro tema.
En la ruta hacia su casa Luis se paró a comerse unos perros y le confesó a Gilberto el "chefitero" que misteriosamente al ver a Clara Margarita se había enamorado, el "chefito" le dijo "coño al fin muchacho, yo pensé que tu eras marico, tranquilo que te voy a dar unos datos pa' que esa jevita caiga rápido". Bueno dijo Gilberto "tu primero te pones tu pinta, te le acercas y le dices "mira mamita rica, ay que mamichuli mas bella, de donde te caístes mi angel precioso" y tu vas a ver que bueno pues esa cae en un santiamén, luego le pones una salsita erótica en el carro, te la llevas pal' autocine y bueno a gozar. Luis agradeció los consejos a Gilberto y se fue a su casa.
En el almuerzo le dijo a su papá, mira Pa, bueno, tu sabes, a los hombres les gustan las mujeres y bueno, el padre de Luis sonriendo dijo "Luisito eso nos ha pasado a todos, como se llama?, Clara Margarita contestó Luis, bueno mijo, mire, mucho juicio, paciencia, aquí tienes unos realitos para que la saques a pasear y por favor Luis compra unos condones porque no quiero ser abuelo tan jóven. Algún dato Pa? preguntó Luis, "pues mira hijo trátala con respeto y de vez en cuando te pones pícaro, así fue como yo conquisté a tu mamá". Luis se paró de la mesa antes que el padre comenzará a recordar sus historias amorosas y se dirigió a la sala en donde su abuelo leía un libro, hola abuelo dijo Luis, mira creo que me enamoré, algún consejo?, el abuelo lo miró y se limitó a decir "cómprale unas flores, eso nunca falla y una serenata también".
A la mañana siguiente Luis se envalentonó, se puso su mejor pinta, 3 litros de colonia, afeitado y peinado y se lanzó a la universidad. Al llegar se le acercó a Clara Margarita y aunque era un manojo de nervios, le dijo, "Hola, mi nombre es Luis, yo se que esto va a sonar raro pero quisieras salir conmigo?. Clara lo miró y le dijo "encantada Luis, yo soy Clara, y si porque no?, cuando salimos?, "que te parece hoy?, dijo Luis, "perfecto, ahora te doy mi dirección y mi teléfono y así cuadramos bien." Luis no podía creer lo que había escuchado, coño que fácil es esta vaina se repetía a si mismo mientras sentía que su cuerpo flotaba en una nube celestial.
A la noche y después de la llamada para organizarse, Luis pasó buscando a Clara, había quemado un CD en donde intercalaba una canción de salsa erótica, unas de Luis Miguel, unas de REO Speedwagon y otras que hacían de aquella grabación un pastel musical. En la parte trasera del carro llevaba unas flores las cuales entregó a Clara quien inmediatamente le dio un beso en su mejilla con lo cual Luis perdió los sentidos y tuvo que clavar los frenos del carro. Clara se reía y disfrutaba escuchar los cuentos de Luis, fueron al cine en donde Luis tropezó y le echó Coca-Cola a Clara además de tener que comprar 5 veces cotufas pues cada vez que se las entregaba el vendedor las mismas iban a parar al piso.
Luis no podía creer lo maravilloso y lo fácil que este asunto de salir con una mujer resultaba, ya con más confianza le soltó la frase del angel recomendada por el "chefito" y Clara se limitó a sonreir. Llegaron al restaurant en donde Luis había hecho una reservación y se sentaron a comer, conversaron, hablaron, rieron, Clara coqueteaba mientras Luis soñaba con lo que estaba por venir.
De pronto unos mariachis se presentaron en el restaurant y comenzaron a serenatear a Clara Margarita cuando de pronto apareció un hombre enfurecido y poseído que gritó "Puta del coño que haces tu aquí?, Clara muy nerviosa dijo "nada Rafael, es un amigo que la novia lo dejó y está muy triste y bueno lo estaba consolando". "y los mariachis estos del coño?, "no, yo no se dijo Clara, aparecieron, debe ser que el restaurant los tiene contratados, hay Rafael deja el rollo, tu hoy no ibas a jugar dominó con tus amigos?. El pobre Luis que simplemente no sabía donde esconderse era presa de los nervios, no entendía aquella situación y como suele pasar en esos momentos lo único que podía pensar era "pero si yo no tengo ninguna novia coño, de que habla esta mujer?, en ese momento y por esas jugadas del destino se le cayó a Luis un condón que llevaba en el bolsillo del pantalón, el bicho fue a parar al zapato de Rafael quien lo recogió y gritó "aquí va a haber muertos, sangre, caos", a todas estas Clara ya se había cuadrado con Rafael y le gritaba a Luis "maldito, cerdo, me querías coger no?, yo consolándote y tu con esas intenciones secundarias".
Luis no sabía si ponerse a llorar o fingir un ataque de epilepsia para salir de aquella situación, Rafael totalmente enfurecido se le tiró encima, Luis lo esquivó y agarró una de las guitarras de los mariachis y se la partió en la cabeza a Rafael, a todas estas los mariachis para animar la cuestión tocaban "Juan Charrasqueado", Clara le soltó un carterazo a Luis mientras este último alcanzó a decirle "me rompistes el corazón". Así Luis aprovechando que Rafael todavía no se recuperaba del guitarrazo salió corriendo para perderse en la inmensidad de la noche.
Ya más tranquilo y en su carro Luis alcanzó a ver un graffiti que decía "EL AMOR APESTA"…
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