Friday, October 28, 2005

Humana

Cuando uno se la pasa de vago por el planeta se le ocurren cosas que normalmente a una persona ocupada no le pasarían por la mente, un amigo me había comentado de la existencia de una ciudad en la vecina Colombia en donde al parecer algo extraño sucedía con las mujeres de este interesante lugar. Al preguntarle de que se trataba tanto misterio, pues me dijo que no podía decir más, que simplemente fuera y lo averiguara por mi mismo y así comienza la historia que me permito contarles a continuación.

A las 3 de la tarde me embarqué en el vuelo hacia Bogotá, de ahí otro avión hasta el aeropuerto "La Nubia" en Manizales, al llegar a la ciudad me pareció muy interesante, unos 350.000 habitantes y la clásica arquitectura de una ciudad de topografía quebrada y abrupta en el departamento de Caldas. Una vez salido del aeropuerto comencé a caminar por aquellas calles con la finalidad de descubrir cual era el secreto que guardaban las mujeres de esta bella ciudad del occidente colombiano.

Risueño y feliz me dirigí a la catedral basílica para conocer un poco de la historia de la ciudad y allí enfrente de la misma la ví por primera vez, sus facciones finas y sus ojos tristes me impactaron de inmediato, con cautela me acerqué pues desconocía cual era el gran misterio que guardaban las damicelas de Manizales. Leía un libro de Borges a la vez que escuchaba Cranberries en su I-Pod, me senté al lado de ella pretendiendo que no la miraba y simplemente deseaba descansar, ella volteó e hizo una leve reverencia con la cabeza, yo saludé y me hice el turista perdido.

Ocasiones como estas me habían pasado muchas veces a lo largo de mi vida, pero esta vez sentí una sensación extraña de querer conocer más y más a esta dulce muchachita. "hola que tal" le dije, ella con su voz suave y acento paisa replicó "hola que te trae por aquí, tu no eres colombiano, con ese acento más bien venezolano debes ser", "si, si soy venezolano, dije, y bueno soy un ocioso empedernido y tenía un tiempito y me vine a conocer esta región de Colombia, además me han contado que las mujeres acá guardan un secreto milenario y no se quería descubrir algo de eso.", sus ojos tristes bajaron la mirada y la sentí incómoda cuando mencioné el secreto, luego de un rato me dijo "me llamo Ana Rilco, si quieres te puedo mostrar la ciudad y así me cuentas un poco de Venezuela."

La tarde llegaba a su fin y las sombras del bello atardecer comenzaban a hacer su entrada, ana me llevó a conocer sitios de interés, comimos, hablamos, conversamos, sin lugar a dudas se trataba de una persona atractiva tanto física como intelectualmente pero me llamaba la atención la sequedad y la forma rígida en el proceder de ella, traté de investigar un poco pero solo obtuve respuestas cortas y elusivas, sin lugar a dudas había un secreto detrás de las damas de manizales y ahora me había propuesto encontrarlo.

Intenté todas mis artimañas para tratar de sacarle algo de información a Ana pero no había forma ni manera, me paré de cabeza, hice chistes malos y le regalé unas rosas sin obtener ni el más mínimo rasgo de sentimientos por parte de la interesante muchacha. Se hacía tarde y le dije "bueno Ana ha sido un placer, me tengo que ir al hotel, voy a estar un día más por acá, será posible contar con tu agradable compañía mañana?, Ana con sus ojos tristes me dijo "ay Policarpio no pagues hotel, en mi casa hay un cuartito, ahí te metes y así te ahorras un dinerito, y bueno mañana me invitas a comer pues, que te parece?", accedí al instante y así nos fuimos caminando hasta su cálido hogar.

Nunca había visto un lugar tan pulcro y ordenado, la casa estaba arreglada a la perfección, ni el más mínimo detalle parecía fuera de lugar, nos sentamos muy cómodos en el sofá y continuamos hablando de la vida, de la muerte y de tantas cosas más. Despertamos tal cual como la noche anterior nos había tragado, yo sonreí tratando de buscar la misma respuesta en Ana pero solo obtuve un "buenos días". Al ver la hora nos dimos cuenta que casi podíamos irnos a almorzar y salimos de inmediato para yo cumplir con mi invitación. Sentados en la mesa del restaurant volví a preguntar a Ana sobre el secreto y una vez más la incomodidad se apoderó de sus palabras y a pesar de no estar dispuesto a aceptar esas respuestas evasivas mi insistencia se perdió en el vació de unas frases sin destino.

Al salir del restaurant y todavía con mi duda procedí a despedirme de Ana, le di las gracias por su hospitalidad y me di la vuelta para tomar un taxi, de pronto escuché como ana se acercó y me dijo "por favor Policarpio sácame de aquí, no preguntes más, solo sácame", la voz ya no era de tristeza pero más bien de terror, sin pensarlo dos veces la monté en el taxi y fuimos al aeropuerto. Ana se encontraba muy nerviosa, miraba a todos lados y apenas decía algunas palabras, una vez adentro del avión le dije "bueno Ana me vas a decir de que se trata todo este misterio?, ella no contestó y simplemente calló. El avión finalmente despegó y a los pocos minutos de vuelo Ana comenzó a temblar, unos ruidos extraños salían de su cuerpo y de pronto pude ver como unos cables y circuitos se asomaban por su estómago, "coño pensé yo, ahora si me acomodé, lo que me faltaba a mi, estoy cargando con un robot", ahí todo encuadró y entendí que el misterio de Manizales no era otro que las mujeres habían sido deshumanizadas desde tiempos inmemoriales, Ana continuaba temblando y me miraba con ojos tristes y sin vida, yo no sabía que hacer, las aeromozas me preguntaban que le pasaba y yo no sabía que contestar, finalmente y ya como último recurso decidí besarla, la tomé en mis brazos y la besé, poco a poco Ana recobró la conciencia y misteriosamente los cables y circuitos desaparecieron, una lágrima brotó de su ojo y por primera vez vi su espectacular sonrisa, Ana había vuelto a ser humana…

3 comments:

Nostalgia said...

Ya me puse al dia con todos los posts...dificil seguirte el paso, en ese manicomio donde estás te dan cuerda pareja para escribir!!!

Troka said...

excelente...no me fijé que era un cuento y pendiente de ese misterio hasta el final...jajaja

Ceshire_andromeda said...

Este cuento está muy bien estructurado. El anzuelo del misterio funciona de maravilla. No pude dejar de leerlo. Es un poco diferente a lo que escribes usualmente. Aquí hay una fina ironía, cuando Policarpio por lo general es un cínico.
Saludillos,
Sandra