Tuesday, April 20, 2010

El Príncipe de las Tinieblas

Recuerdo una noche cuando era niño, hace muchos años atrás, la recuerdo perfectamente porque tenía una gripe encima de terror alternativo, de esas que no se quitan ni con jarabe de culebra piche, de aquellas que te hacen toser y sudar con la fiebre. Mi madre siempre atenta me había colocado una toalla gruesa alrededor de mi cuello para mantenerlo arropado, práctica por demás sin sentido pero que ella pensaba aliviaría mi pena macabra, igualmente la recuerdo como una noche en la cual hacía más frío de lo normal, donde la lluvia se escuchaba caer a cántaros y por sobre todas las cosas la recuerdo porque fue la noche en que lo vi por primera vez, aquella noche en que divisé su silueta, fue la noche en que Vlad el Empalador, Drácula ó Draculea como lo quieran llamar decidió venir a joder mi existencia, no solamente era un niñito asustado, con un pestón encima, pero para colmo de males a un vampiro guevón se le ocurrió meterse en mi cuarto a tratar de morderme.

Mi mamá dejó mi cuarto y me dio un beso en la frente como hacia todas las noches, yo como siempre me lo quité, nunca me ha gustado que me besen la frente, lo siento como una especie de despedida final que no puede tener un final feliz. Sudando y temblando por la fiebre traté de ordenar mis pensamientos, pero con 10 años, en la oscuridad y sintiéndome mal no fue mucho lo que pude lograr más que mezclar juegos de video con horrores de tareas que nunca terminan, cerré mis ojos para caer en el delirio de un día con fiebre, en mi sueño escuche ruidos que no pertenecían al mismo, pensé que era mi hermano que pululaba por el cuarto tratando de vengarse de aquella vez que mientras el se encontraba enfermo yo jugaba a tener una banda de rock que le curaríade manera inmediata, pero cuando finalmente logré abrí los ojos y subí la mirada hacia la ventana lo vi parado allí, con su capa negra, su cabello engominado y sus colmillos relucientes de los cuales caía una pequeña gota de sangre.

En un principio pensé que se trataba de una visión producto de la fiebre, o simplemente un sueño idiota y sin sentido, pero el olor a sangre mezclado con viejo sin bañarse hizo que cayera en cuenta que estaba despierto y que frente a mi se encontraba el vampiro más temido en la historia de la humanidad. Asustado me quedé acostado sin moverme esperando a ver cuales eran las intenciones del afamado vampiro, sin dudar un momento se decidió a atacar y se abalanzó sobre mi y mordió con furia mi cuello, lo que no sabía él era que mi cuello estaba recubierto por la toalla y por más que intentó no pudo traspasar la misma, el vampiro arrecho se dijo a si mismo algunas palabras en un lenguaje extraño y se fue de inmediato volando hacia la inmensidad de la noche.

Me quedé toda la noche solo y asustado, la idea de pararme y caminar al cuarto de mis padres y que el vampiro decidiera atacar nuevamente petrificaba mis deseos, permanecí así esperando a que los rayos del sol hicieran una nueva aparición para dar vida al nuevo día. Al levantarse mi mamá fue a revisar como se encontraba su pequeño retoño y me encontró con la toalla toda desgarrada, por supuesto intenté contarle acerca de mi experiencia fantástica pero los adultos no tienen tiempo para escuchar esas cosas o simplemente han dejado de creer en ellas, me metió una cuchara en la boca con remedio para la tos, me dio una aspirina y me dijo hoy no vas a clases, tu estás muy enfermo y además rompistes la toalla en tu delirio. Traté nuevamente de que escuchara mi historia pero salió del cuarto mientras me mandaba a descansar.

Esa noche quedó impregnada en mi memoria, desde aquel día quise saber más y más del vampiro que casi acaba con mi existencia, pedía regalos relacionados con cualquier cosa que tuviera que ver con vampiros y leí cuanta historia existía en el mercado, escribí cartas a personajes que se hacían llamar expertos en la materia pero nunca contestaron, ví películas, compré afiches y guardé cada centavo de mi mesada para algún día lanzarme en un viaje con un solo destino, conocer a Drácula.

El tiempo pasó y como todo en la vida adquirí nuevos gustos y responsabilidades mayores, pero debo reconocer que nunca olvidé al vampiro insignia, así una tarde sentado en mi oficina llamé a la agencia de viajes y me embalé hacia Rumanía para ver si de alguna u otra forma podía conocer al otrora Emperador de Wallachia. Una vez en Rumanía visité Snagov cerca de Bucarest, y el Castillo Bran en las cercanías de Brasov, en un principio dudé si en realidad Drácula era una simple historia que había sido bien comercializada y que no era más que un truco para hacer dinero. Pregunté y pregunté sin obtener una respuesta sensata a donde podría encontrar al vampiro, así fue como sentado en una taverna descubrí que uno de los sueños de mi niñez se iba a hacer realidad, el mesero sin mediar palabras se sentó frente a mi y sin yo poder decir nada ante aquel acto falto de todos los respetos me dijo "el Príncipe de las Tinieblas quiere verlo, el sabe que usted está aquí y quisiera conversar con usted", yo sin saber que decir logré balbucear un débil "esta bien, a que hora?, el mesero me dijo "sígame por favor" y me sacó de aquella taverna por la puerta trasera, caminamos alrededor de dos horas hasta que en la lejanía pude ver la torre del castillo del vampiro. "Hasta aquí llego yo" me dijo el mesero, "solamente debo hacer algo más" y procedió a revisar que no tuviera ninguna estaca, agua bendita o cruz encima mío o en mi morral, se volteó y me dijo "siga el camino, Drácula lo está esperando."

Caminé unos 15 minutos más y me detuve frente a la gigante puerta de madera que daba entrada al castillo, toqué con fuerza y la misma se abrió de inmediato, di unos pasos hacia adentro y de pronto pude ver allí parada a la misma figura que había visto 21 años antes. "Hola Policarpio, como te ha ido?, preguntó Drácula, "muy bien vale, y a ti?, oye te ves viejo mi pana" le dije, la cara del vampiro cambió por completo y me invitó a sentarme en unas sillas con cuernos en el respaldar, "Policarpio, yo sabía que volverías, eres la única víctima que no he podido morder, la toallita esa te salvó y de paso me pegastes la gripe dejándome como 2 semanas enfermo, pero la razón por la cual acepté que me vinieras a visitar es otra, me comentaron que andabas preguntando por mi y al saber que eras tu decidí pedirte un favor a cambio de tu libertad, te explico, yo debería buscarte para liquidarte, tarde o temprano iba a pasar, pero Policarpio te confieso que me he quedado sin dientes" y sonrió, "coño" pensé yo "el vampiro de mierda esta desdentado", solté una leve carcajada pero me dio pena con aquel pobre viejo que no podía mantenerse vivo sin chupar la sangre de sus víctimas, "y en que te puedo ayudar?, "pues bien" dijo Drácula, "necesito que me consigas una plancha, dientes postizos pues, eso si con colmillos afilados, yo se que en tu padre es odontólogo y podrá ayudarme."

"Ahora si", me dije, "si llamo a mi papá a decirle que necesito una plancha con colmillos me manda a buscar con la policía para internarme en el manicomio, ni de vaina, déjame ver que invento". "Mira Drácula" le dije "dame dos días y yo te voy a hacer el favor", el vampiro sonrió de nuevo mostrando sus encías peladas y sinceramente me dio una lástima del carajo. Llamé a un amigo en Caracas y le dije "vete para La Piñata en Chacao, cómprate unos colmillos de piñata y házmelos llegar vía courier a Rumanía", Anacleto, soltó una carcajada sonora y como buen amigo que es, se limitó a decir "colmillos de piñata, Rumanía, courier, un abrazo" y colgó.

Dos días después me encontraba en el castillo otra vez, no sin antes haber agarrado los colmillos de piñata y haberles hecho un trabajo de arte, los barnicé con cuidado y los puse a valer, parecían la obra de un experimentado odontólogo. "Bueno Drácula aquí están" le dije, el Príncipe de las Tinieblas los agarró de inmediato y se los colocó en la boca, la verdad era que me estaba cagando de la risa pero me aguanté y le dije "que bien te ves, nuevamente volverás a reinar en el universo", Drácula se acercó y me dio un abrazo, "gracias, gracias Policarpio, ahora eres libre, puedes dormir tranquilo", "tranquilo pana vampiro" le dije "tu sabes como es, hoy por ti mañana por mi" y proseguí mi camino.

Esa noche Drácula vestido de gala decidió atacar a una bella muchacha, al morderla solo logró que la pobre mujer se cagara del miedo y que le metiera un carterazo por la cabeza que le voló los dientes de plástico, el pobre vampiro indefenso ante la furia de aquella dama cagada y arrecha solo pudo brincar por la ventana y escapar.

Yo dormía placidamente cuando sentí que besaban mi cuello con fuerza, en mi sueño juraba que era Kate Beckingsale que se había dedicado a dejarme unos "hickies" en mi cuello, de pronto desperté y vi al vampiro viejo y desdentado tratando de morderme con las encías, "coño e' madre" le grité "sal de aquí maldito vampiro usado" y le metí un libro de la historia de la estupidez humana que estaba leyendo en ese momento por la cabeza, Drácula gritó "me jodiste Policarpio, esos dientes de mentira, que tristeza, no valgo nada" y empezó a llorar. Lo dejé que se calmara y le di un vasito de agua, el pobre vampiro acabado sollozaba desconsolado "que mierda soy" decía "se me jodieron los dientes", me levanté y caminé hacia el Bo que no es más que un palo largo utilizado en ciertas artes marciales y se lo puse en las manos, le dije "mira pana, hay que buscar soluciones, a ti también te gusta empalar gente, así que dedícate a eso", el vampiro sonrió mostrándome sus encías nuevamente y saltó por la ventana.

A la mañana siguiente escuché a lo lejos el noticiero "Terror en la ciudad capital, amanecieron empalados 5 diputados de la Asamblea Nacional", yo solo alcancé a pensar "ese vampiro jodedor nunca puede descansar"…