Friday, June 23, 2006

Mala Leche / La Historia de los Señores

Voy a la cocina y me sirvo un café, ahí recuerdo que no me gusta el producto procesado de la susodicha mata, miro la taza humeante, más bien el líquido que ella contiene, con su color marrón que se difumina haciéndolo ver negro, el calor y la oscuridad me recuerdan una historia pasada y vieja, algo que solían contarme cuando niño. Es una historia guardada, escondida, quizás hasta perdida, es una historia con príncipes y hadas, princesas y malhechores, bandidos y hechiceros, es un relato que contiene sonrisas y terrores, amores y temores, o al menos eso creía yo cuando me relataban aquel cuento, pero es que simplemente se me parece mucho al presente y es por eso que escribo de repente.

Las historias en nuestras mentes se van transformando con los años, al menos eso hicieron las mías, ese cuento con final feliz ya no es lo mismo cuando le aplicas la realidad de la adultez. Por eso, quizás, no quise crecer, aunque al mirarme al espejo veo que el tiempo se ha movido con su paso inclemente, mis ojos ya no reflejan la esperanza de aquellos días cuando soñaba con salvar al planeta. Hurgo en mis corotos del pasado, allí está aquel viejo cuaderno donde dibujaba los cuentos que mi abuela me echaba, no puedo evitar sonreír al ver como mis trazos denotaban mi corta edad, es así como me encuentro con aquella página, en donde una mujer gritaba desconsolada.

“Antonio, Antonio, hay Antonio, hay Antonio, Antoniooooooo”, gritaba aquella mujer desesperada, “me estoy quedando calva, se me cae el cabello, hay Antonio, que es esto, es como si una podadora de grama viniera y se ensañara en contra de mi protección para el coco, hay Antonio, que le hago?”. El hombre fastidiado desde años atrás se fumaba un tabaco pacientemente mientras veía alguna película de vaqueros pasada de moda, la insensatez de aquella bruja sin destino había hecho mella en el insensible viejo. No hacía ningún esfuerzo por atender el llamado de la mujer ahora convertida en vieja intocable desde que su cirujano plástico se había transformado en su peor enemigo cuando le achicó los ojos a un punto donde apenas se distinguía el iris. Si no podemos ver bien como pretendemos aprender a convivir.

“Antonio, donde estás?, cómprame una peluca o aunque sea una bolsa de automercado para ponerme en la cabeza, hay Antonio, se me cae el cabello, Antonio estás ahí?, no te me pierdas en estos momentos de desasociego, hay Antonio, hay Antonio que te hiciste?. Finalmente apareció ante el hombre que seguía aposentado como elefante herido, con el perdón de los elefantes, con una toalla enrollada en la cabeza y nada que cubriera su desgastado, arrugado y podrido cuerpo. El reflejo del paso del tiempo es indiscutible, algunos olvidan que vamos para viejos y sin retorno, quizás por eso perpetran venganzas, o simplemente se desgastan al ver pasar las horas como cucarachas. El hombre quien nunca perdía la calma pegó un brinco al ver a semejante esperpento parado frente a si, “pero bueno Magaly, tu estás loca o te brinca la tiroides?, casi me matas de un susto, ya tu no estás para andar desnuda por la casa”, "además esta peliculita esta muy buena, quítate del medio por favor".

“Hay Antonio, es que se me cae el cabello, me parezco al detective aquel que no me acuerdo el nombre, aquella serie que veíamos cuando éramos personas normales, antes que te llenaras haciendo trampas por doquier, si Antonio aquella época en que todavía veía al mundo como es, en donde no tenía que vengarme del planeta por que son más felices que yo, si Antonio cuando tu me querías y no pensabas en darme de regalo de cumpleaños una parcela en el cementerio". El reposado hombre no emitía palabras, su conciencia pesada y sucia no entendía el porqué de aquel ataque, para él, el mundo estaba compuesto por dos cosas, el dinero y el maltratar a los semejantes a toda costa. “Hay Antonio” seguía la mujer, “yo creo que si no te hubieras estafado a medio planeta mis ojos seguirían intactos, quizás mis pulmones no estarían en este estado pútrido, hay Antonio que nos has hecho a todos nosotros” repetía aquella mujer culpando a su marido por las desgracias que le rodeaban y que su corto cerebro no podía entender.

“Magaly, hazme el favor, no digas esas cosas muy alto, uno nunca sabe quien lo puede estar grabando” profirió lacónicamente el despiadado ‘ser humano’. “Antonio, hay Antonio” decía la mujer mientras prendía su décimo sexto cigarrillo de la mañana, “hay Antonio, se me cae el cabello, y eso no es todo Antonio, hay Antonio que le vamos a hacer”. “Mira Magaly, no se, porque esa quimioterapia es muy cara y de todas formas vas a templar el cacho así que no se”, “es más, yo tu ya no iba más al médico, económicamente hablando no es provechoso el gasto innecesario para combatir células podridas que habitan en tus pulmones”. "Fíjate si yo invierto esos reales que gasto en esa mariquera tuya pues entonces tendría para comprarme tres cajas más de tabacos al año, es que de verdad tu pides más que un cura ciego".

“Antonio, hay Antonio, no es solo eso, es Eleodoro, tu sabes la mujer lo desplumó, si Antonio, le sacó todo, lo dejó en la calle, hay Antonio, a mi nunca me gustó esa mujer, tu sabes de esas corre por el piso, cualquiera, de familia dudosa, hay Antonio se le fue con uno más vivo que él, tu sabes que él es medio corto de mente, hay Antonio, por cierto vamos a tener que modificar el testamento, para dejarle menos a Eleodoro, por idiota, quien lo manda a dejarse robar por esa bicha, hay Antonio, Antonio, me dejaron al muchacho, lo dejaron solo, y con esa cara de bolsa como engancha a otra mujer, dime Antonio, no me dejes hablando sola”, "tu crees que podrías comprarle una esposa?, no se, alguien, lo que sea, aunque sea fea, no importa Antonio, cuanto vale una esposa Antonio?.

El hombre continuaba tratando de mirar la pantalla, los indios habían atrapado al protagonista de la película y estaba en su punto cumbre. “Antonio, te conté que Delia, te conté que Delia está embarazada, hay Antonio, si Antonio, nuestro primer nieto, pero no es de Armando, no Antonio, es de un tipo por ahí Antonio, un tipo que conoció en una de sus peas diarias, hay Antonio, y si el muchacho sale malo?, hay Antonio, es que Delia no se puede quedar quieta, Antonio, esa muchacha, hay Antonio, ahora barrigona y de otro, y Armando la quiere dejar, dice que el no carga sino con sus enanos pero no con carrizito ajeno, hay Antonio que nos está pasando, de que se trata esto Antonio?, si nosotros nunca le hemos hecho daño a nadie Antonio, tan buenos que somos, tan correctos en nuestro proceder, hay Antonio, dime Antonio.

“Mira Antonio, Antonio, no me dices nada, hay Antonio, por favor, di algo”, “pero bueno Magaly, estoy tratando de ver la película, el muchachito va a tener todo, eso es lo que vale aquí, real y más real, no te preocupes que yo le compro sus cosas, tu sabes, todo, eso es, todo lo va a tener”. “Hay Antonio, pero, hay Antonio, el cerebro no me da”, “nunca te dio Magaly, nunca te dio” respondió el amable hombre mientras se acomodaba su cabellera. “Que me dices Antonio, hay Antonio, un nieto Antonio, de hombre distinto al marido de Delia pero nieto al fin, que emoción Antonio, de repente y lo saco a pasear en mi moto vespa, lo monto en una cestita, y lo paseo, hay Antonio me das real para la gasolina de la moto?, ya mismo voy a comprarle unos monitos de recién nacido, hay Antonio, un nieto", decía la mujer mientras tosía la vida.

“Antonio, hay Antonio, y Perlita, Perlita consiguió novio, es calvo como yo, pero parece que le pega Antonio, la cae a carajazos Antonio, pero tiene mucha plata, es millonario, pero le pega Antonio, la deja más abollada que olla de peltre, y bueno Antonio, yo no se si odiarlo o quererlo, hay Antonio, pero tiene un yate Antonio, y su papá varias empresas, hay Antonio pero tira piñazos, y Perlita no se puede defender, un ojo pepudo a la semana Antonio. “Pero Perla no estaba casada con otro?, preguntó Antonio, “hay Antonio ni te acuerdas, a ese lo robaste hace tiempo, tu y tus cosas Antonio, a ese lo tratamos de joder completito, pero chico tu puedes creer?, anda de lo más feliz, es que ese muchacho Antonio, ese muchacho Antonio, te conté que a Perlita le pega el nuevo novio no?.

El último tiro de la película fue echado al aire, los créditos aparecían en la pantalla del televisor, Magaly aguardaba mientras Antonio ahora finalmente la miraba, con su tono clásico dijo “por cierto Magaly, ya hablé con la gente esta que está fabricando urnas de plástico, tu sabes para ahorrarnos unos reales en tu entierro…