Wednesday, September 14, 2005

Balder

Tres amigos hablaban de sus vidas, de sus hazañas y fracasos, de su existir y delirar, en aquella época las cosas no iban tan bien encaminadas, algo había que hacer y así apareció enfrente de ellos la respuesta….Balder, trabajos garantizados, localizado en algún lugar de la recta entre Valle de la Pascua y Chaguaramas.

Creo que Atanasio, El Pirri y yo habíamos perdido la esperanza y como la esperanza es lo último que se pierde pues no nos quedó más remedio que embarcarnos en el viaje. Salimos temprano sin realmente saber que esperar de aquel misterioso personaje que "garantizaba trabajos", hoy veo hacia atrás y ese evento me convenció que o estábamos locos de bola o simplemente éramos unas almas necesitadas de una respuesta.

Atanasio aceleró sin mirar atrás y de pronto y a una velocidad de 160 Km por hora en plena recta de Chaguaramas apareció el místico aposento de Balder, Atanasio ante la emoción pisó el freno y el carro se deslizó por la gravilla que rodeaba la carretera hasta detenerse unos 500 metros después del "kioskito" del orgullo de San Juan de Manapiare, el gran Balder.

Nos bajamos recelosos y caminamos hacia el "tarantín" en plena carretera, al llegar fuimos recibidos por Victor Manuel, el aprendiz del Maestro Balder como el mismo se presentó, así nos indicó que los morrocoyes que veíamos atrás de él eran "Los Morrocoyes Encantados" que la vieja máquina dispensadora de gasolina tenía un fantasma que vivía adentro y que con gusto nos podía vender una poción de Palo de Arco a la par de unos collares tumba novias.

Atanasio preguntó por Balder a lo que Victor Manuel respondió "El Maestro está en El Sombrero, atendiendo unos negocios por allá, Atanasio prosiguió "mire señor Victor Manuel pero usted nos puede ayudar?", Victor Manuel dijo "como no muchachos pero esto no es así tan fácil", ahora bien si quieren me dan la colita hasta El Sombrero y pasamos por el Anima de Pica Pica y allí comenzamos el proceso.

Acto seguido nos subimos en el carro ahora con nuestro pasajero Victor Manuel quien nos habló de todas las virtudes del Maestro Balder y de sus novias a lo largo del país. Llegamos al Santuario del Anima de Pica Pica en donde Victor Manuel procedió a leer el tabaco pues ese era el método a seguir para luego poder ver a Balder, El Pirri, sudoroso y nervioso fue el primer consultado, Victor Manuel con ojos poseídos comenzó a recitar la vida del Pirri poco a poco y finalizó con un "Mariana" y dijo "disculpa, Mariela, Mariela" aquí ya el pobre Pirri comenzó a mostrar síntomas de agonía y simplemente se limitaba a mirar hacia el cielo pidiendo clemencia en silencio, Atanasio siguió y después de que Víctor Manuel descubrió que usaba los interiores al revés y por eso el tabaco "no pasaba" relato hecho por hecho su vida, llegó mi turno y el tabaco "no pasaba" de ninguna manera a lo que el poseído y siniestro personaje replicaba "es que tu estas protegido, yo no se que pasa", finalmente y a duras penas logró decir un nombre, el cual me reservo por ahora.

Ya un poco atolondrados por la experiencia vivida nos subimos al carro nuevamente para llegar a la encrucijada del Sombrero, allí al bajarnos El Pirri nos repetía en voz baja y temblorosa que El Diablo gustaba de las encrucijadas pero Atanasio y yo teníamos que conocer al Maestro Balder a toda costa. Entramos a una casa abandonada en donde a lo lejos se veía un chinchorro con un personaje que tenía pinta de todo menos de Maestro, así fuimos introducidos a Balder quien reposaba con su barriga prominente al aire echado en su chinchorro.

Balder nos recibió tomándose dos tercios de cerveza Regional y dijo "Hola muchachos, yo soy Balder, nacido en San Juan de Manapiare y criado en distintos rincones del planeta.", acto seguido dijo "yo vuelo yo estoy en todas partes". Para este momento ya El Pirri solo podía balbucear algunas palabras en Noruego mientras nos pasaba por al lado un viejito en una carretilla llena de ladrillos, Victor Manuel sonreía convencido que había traído tres presas fáciles para su Maestro y Atanasio y yo simplemente queríamos averiguar.

Un abejorro comenzó a volar por el lugar mientras El Pirri pronunciando las únicas palabras que logró decir en castellano durante la travesía decía "ya conté los pasos hasta el carro, son 39, hay que escapar". A todas estas el viejito seguía dando vueltas en su carretilla cuando hizo su aparición un gallo cantando, Balder lo introdujo como el Gallo de la Pasión y El Pirri quien ya no estaba dentro de si mismo comenzó a acariciar al gallo para tratar de calmar los nervios. Balder habló de unas minas de oro, y de su necesidad de buscar gente para trabajar allá, la verdad no entendíamos nada de esto y Atanasio le dijo "mire Maestro, nosotros estamos aquí por que usted dice que hace trabajos garantizados y bueno necesitamos su ayuda, lo único que bueno las muchachas que nos atraen tienen novio". Balder dijo "hay pero si así es mejor, más fácil todavía" y soltó una carcajada.

Aquí Balder me puso a leer una hojita que ni el mismo la entendía, yo leía con cautela cuando ví que al Pirri se le salían los ojos tratando de hacerme una seña, con mucho cuidado miré hacia atrás para leer en una pared de aquella abandonada casa un letrero que decía "Er Diablo" que quede claro "Er Diablo" no "El Diablo."

Este letrerito ya no nos pareció gracioso, el Maestro barrigón y su compinche Victor Manuel habían perdido la gracia en cuestión de segundos, nos miramos a las caras y empezamos a inventar excusas para salir lo más rápido posible de allí, Balder quien no pretendía dejarnos ir, dijo "y bueno y los trabajitos?, nosotros dijimos no bueno, este es que no tenemos mucha plata la verdad y se está haciendo tarde. Balder insistió en al menos hacernos un trabajito y tuvimos que pagarle 200 Bs. por el mismo y volvió a insistir en que nos uniéramos a él para ir a las minas de oro. Ya preocupados por la insistencia de un barrigón subido en una hamaca bebiendo cerveza Regional y que decora su casa con brochazos que dicen "Er Diablo" simplemente optamos por pegar una carrera hasta el carro, El Pirri lloraba durante el trayecto, Atanasio y yo nos reíamos sin saber realmente que estábamos haciendo allí y de alguna manera disfrutábamos en nuestra insanidad de aquel funesto espectáculo.

Finalmente escapamos de aquel macabro lugar, El Pirri ya hablaba en un dialecto Zulu mientras Atanasio y yo nos mirábamos callados convencidos que nos habíamos graduado de locos ese día, poco después nos detenían en el puesto de la Guardia Nacional en Camatagua pero esa es otra historia…

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